El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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852. Hay personas a quienes parece perseguir la fatalidad, independientemente de su manera de obrar, ¿no forma parte de su destino la desgracia?

«Acaso son pruebas que deben sufrir y que han elegido; pero, os lo repito, vosotros achacáis al destino lo que a menudo no es más que una consecuencia de vuestra propia falta. Cuando te aflijan males, procura que tu conciencia esté pura, y estarás medio consolado».

Las ideas falsas o exactas que nos formamos de las cosas, nos hacen triunfar o sucumbir según nuestro carácter y posición social. Encontra mos más sencillo y menos humillante nuestro amor propio atribuir nuestros descalabros a la suerte o al destino que a nuestra propia falta. Si a veces contribuye a ello la influencia de los espíritus, podemos siempre substraemos a esa influencia, rechazando las ideas que nos sugieren, cuando son, malas.