Tarjeta de presentación del Sr. Jobard
Sociedad Espírita de París, 9 de enero de
1863. - Médium, Sr. d’Ambel
Hoy vengo a haceros mi visita de buena
hermandad y al mismo tiempo a presentaros a un viejo amigo de colegio con quien
nuestras legiones etéreas acaban de enriquecerse; por tanto, acogedlo como un
nuevo y celoso defensor de la nueva verdad. Si durante su vida no fue un
auténtico Espírita, podemos afirmar que nunca se pronunció abiertamente contra
nuestras creencias; incluso diría que en lo más profundo de su conciencia veía
en ello la protección de todas las religiones para el futuro. Más de una vez en
su vida tuvo la notable felicidad de sentir la iluminación interior que le
mostraba el camino hacia la verdad cuando la incertidumbre estaba a punto de
invadir su alma; entonces, cuando intercambiamos, hace apenas unas horas,
nuestros fraternales apretones de manos, él me dijo con su dulce sonrisa:
¡Amigo, tenías razón!
Si no se prestó al desarrollo de nuestras
ideas es porque la intuición mediúmnica que actuó sobre él le hizo comprender
que ni la hora ni el momento había llegado, y que habría sido peligroso hacerlo
en medio de las serias implicaciones en su ministerio y entre un rebaño tan
difícil de liderar como el suyo.
Hoy, cuando está libre de las preocupaciones
de la vida terrenal, no podría estar más feliz de asistir a una de vuestras
sesiones; porque desde hacía mucho tiempo tenía la ambición de venir y sentarse
entre vosotros. Muchas veces tuvo el deseo de visitar a nuestro querido
presidente, por quien tenía una estima muy particular, apreciando cuántas almas
sus libros y sus enseñanzas devolvían, si no al seno de la Iglesia, al menos a
la fe, al respeto a Dios y a la certeza de la inmortalidad. Sin embargo, debo
decirlo, cuando lo visité, al recibirme con la efusión de un antiguo compañero
de estudios, se opuso a mi afán, tal vez exagerado, por tratarlo como una
autoridad ante la cual tuviera que inclinarme. Sin embargo, mientras me
conducía de vuelta, me dijo estas compasivas palabras: ¡Si non e vero e bene
trovato! (¡Si no es verdad, está bien contado! - Como figura del lenguaje,
alude a algo que puede no ser verdad, pero está tan bien contado o narrado o es
tan interesante o valioso que debería haber ocurrido).
Ahora que ha venido a unirse a nuestras
falanges y que los mismos escrúpulos ya no lo frenan, desea el éxito de nuestra
obra y contempla con alegría el futuro que promete a la humanidad; contempla
con alegría inefable la tierra prometida a las nuevas generaciones, o más bien
a las viejas generaciones que ya han luchado tanto, y prevé la hora bendita en
que sus sucesores enarbolarán resueltamente esta nueva bandera de la fe
galicana: ¡el Espiritismo!
Cualquiera sea el caso, mi querido presidente
y mis queridos colegas, tuve el honor de recibir a este venerable amigo a las
puertas de la vida, y estoy orgulloso de presentarlo entre ustedes; me pide que
les asegure todas sus simpatías y les diga que seguirá con gran interés sus
trabajos y estudios. A la felicidad de ser para vosotros su intérprete agrego
la de presentaros las felicitaciones de una legión de grandes Espíritus que
siguen asiduamente vuestras sesiones; por tanto, os traigo en mi nombre y el de
ellos el homenaje de nuestra estima y los deseos que formulamos para el éxito
de la gran causa.
¡Vamos! Dentro de poco, la Tierra sólo tendrá
unos pocos animales humanos raros entre sus habitantes. Estrecho la mano de
Allan Kardec en nombre de todos sus amigos más allá de la tumba, entre los
cuales les pido que me consideren uno de los más devotos.
Jobard.