Suicidio falsamente atribuido al Espiritismo
Es verdaderamente increíble el ardor de los
adversarios por recoger y sobre todo desvirtuar los hechos que creen que
podrían comprometer el Espiritismo; hasta el punto de que pronto ya no habrá
ningún accidente del que no sea responsable.
Un hecho lamentable ocurrido recientemente en
Tours y que no podía dejar de ser explotado por la crítica, fue el suicidio de
dos individuos que intentaron atribuirlo al Espiritismo.
El periódico Le Monde (antes Univers
religieux), y según él varios periódicos, publicaron un artículo sobre este
tema del que extraemos los siguientes pasajes:
“Dos esposos muy ancianos, el señor y la
señora ***, aun gozando de buena salud y disfrutando de unos ingresos que les
permitían vivir cómodamente, se dedicaban a operaciones del Espiritismo desde
hacía casi dos años. Casi todas las noches se reunía en su casa un cierto
número de trabajadores, hombres y mujeres, y jóvenes de ambos sexos, ante los
cuales nuestros dos Espíritas hacían sus evocaciones, o al menos fingían
hacerlo.
No hablaremos de cuestiones de ningún tipo
que se pidió resolver a los Espíritus en esta casa. Quienes conocen desde hace
mucho tiempo a estas dos personas y sus sentimientos sobre la religión nunca se
han sorprendido por las escenas que podrían ocurrir en su hogar. Ajenos a todas
las ideas cristianas, se habían lanzado a la magia, donde se les consideraba
maestros hábiles y consumados.
Ambos habían estado convencidos por poco
tiempo de que los Espíritus los instaban fuertemente a abandonar la tierra para
disfrutar de una mayor felicidad en otro mundo, el mundo supra terrestre. Sin
dudar de que así sería, ellos, con la mayor serenidad, cometieron un doble
suicidio que hoy provoca un gran escándalo en la ciudad de Tours.
Así, hoy lo que vemos como resultado del
Espiritismo y de su doctrina es el suicidio; ayer hubo casos de locura, sin
contar los desórdenes domésticos y otros desórdenes a que tantas veces ha dado
lugar el Espiritismo. ¿No es esto suficiente para que los hombres que no
quieren escuchar la voz de la religión comprendan a qué peligros se exponen al
involucrarse en estas prácticas oscuras y estúpidas”?
Notemos primero que si estos dos individuos
afirmaban hacer evocaciones es porque no estaban haciendo evocaciones reales;
que abusaron de otros o de ellos mismos; por lo tanto, si no hicieron
verdaderas evocaciones fue una quimera, y los Espíritus no pueden haberles dado
malos consejos.
¿Eran Espíritas, es decir Espíritas de
corazón o de nombre? El artículo señala que eran ajenos a cualquier idea
cristiana; además, que eran considerados maestros hábiles y consumados de la
magia; sin embargo, es constante que el Espiritismo es inseparable de las ideas
religiosas y especialmente cristianas; que la negación de éstos es la negación
del Espiritismo; que condena las prácticas de la magia, con las que no tiene
nada en común; que denuncia como supersticiosa la creencia en la virtud de los
talismanes, las fórmulas, los signos cabalísticos y las palabras sacramentales;
por lo tanto estas personas no eran Espíritas, ya que estaban en contradicción
con los principios del Espiritismo. Para rendir homenaje a la verdad, diremos
que, de las informaciones obtenidas, se desprende que estas personas no se
dedicaban a la magia, y que sin duda quisimos aprovechar la circunstancia para
atribuir este nombre al Espiritismo.
El artículo dice además que, entre ellos, se
hacían preguntas de todo tipo a los Espíritus. El Espiritismo dice expresamente
que no podemos dirigir a los Espíritus toda clase de preguntas; que vienen a
enseñarnos y a hacernos mejores, y no a cuidar intereses materiales; ¿qué tiene
de malo el propósito de las manifestaciones y ver en ellas un medio para
conocer el futuro, para descubrir tesoros o legados, para hacer invenciones y
descubrimientos científicos para ganar fama o enriquecerse sin trabajo?; en una
palabra, que los Espíritus no vienen a adivinar la buenaventura; por eso, al
hacer a los Espíritus preguntas de todo tipo, lo cual es verdadero, estos
individuos demostraron su ignorancia sobre el objetivo mismo del Espiritismo.
El artículo no dice que hicieron de ello una
profesión, y de hecho no fue así, de lo contrario recordaríamos lo que se ha
dicho cien veces sobre esta explotación y sus consecuencias, de las cuales el
Espiritismo serio no puede asumir responsabilidad legal o de otro tipo, como
tampoco asume la de las excentricidades de quienes no lo comprenden; no
defiende ninguno de los abusos que puedan cometerse en su nombre, por quienes
toman su forma o enmascaran sin asimilar sus principios.
Otra prueba de que estos individuos ignoraron
uno de los puntos fundamentales de la Doctrina Espírita es que el Espiritismo
demuestra, no con una simple teoría moral, sino con numerosos y terribles
ejemplos, que el suicidio es severamente castigado; que aquel que cree escapar
de las miserias de la vida por una muerte voluntaria anticipada de los planes
de Dios, cae en un estado mucho más infeliz. El Espírita, pues, sabe, sin poder
dudarlo, que, mediante el suicidio, cambiamos un mal estado temporal por uno peor,
que puede durar mucho tiempo; esto es lo que estos individuos habrían sabido si
hubieran sabido sobre el Espiritismo. El autor del artículo, al sostener que
esta Doctrina conduce al suicidio, hablaba él mismo de algo que no sabía.
No nos sorprende en modo alguno el resultado
que ha producido el ruido que se ha hecho sobre este acontecimiento. Al
presentarlo como consecuencia de la Doctrina Espírita, se despertó la
curiosidad y todos quisieron conocer esta Doctrina por sí mismos, a menos que
la rechazaran si era como estaba representada; sin embargo, se reconoció que
estaba diciendo todo lo contrario de lo que le hacían decir; por lo tanto, sólo
puede beneficiarse de ser conocida, lo que nuestros adversarios parecen asumir
con un ardor que sólo podemos agradecer, salvo la intención. Si por medio de
sus diatribas producen una pequeña perturbación local y momentánea, no pasa
mucho tiempo antes de que le siga un resurgimiento del número de seguidores; esto
es lo que vemos en todas partes.
“Si, por tanto”, nos escriben desde Tours,
“estos individuos creyeron necesario mezclar a los Espíritus con su resolución
fatal y sus conocidas excentricidades, es evidente que no entendían nada del
Espiritismo, y que no podemos sacar ninguna conclusión contra la Doctrina; de
lo contrario tendríamos que responsabilizar a las doctrinas más serias y
sagradas de los abusos, incluso de los crímenes cometidos en su nombre por
pobres tontos o fanáticos. La Sra. F... decía ser una médium, pero todos los
que la escuchaban hablar nunca podían tomarla en serio. Las ideas muy
conocidas, las exageraciones y las excentricidades de los dos esposos y
especialmente de la esposa, les hicieron cerrar sin piedad las puertas del
círculo Espírita de Tours, donde no fueron admitidos a una sola sesión”.
El citado diario no se informó mejor sobre
las causas reales de este suicidio. Los extraemos de documentos auténticos
depositados ante notario en Tours, así como de una carta que nos escribió a
este respecto el Sr. X…, abogado de esta ciudad.
La pareja de ancianos F..., esposa de sesenta
y dos años y marido de ochenta, lejos de ser acomodada, se vio empujada al
suicidio sólo por la perspectiva de la pobreza. Habían acumulado una pequeña
fortuna en un comercio de Rouenneries (tela de algodón estampada en colores que
se fabricaba en la ciudad francesa de Ruán) en Nueva Orleans; arruinados por
las quiebras, llegaron a Nantes y luego a Tours con algunos restos de su
naufragio. Una renta vitalicia de 480 francos, que era su principal recurso,
les falló en 1856 tras una nueva quiebra. Ya tres veces, y mucho antes de que
se hablara del Espiritismo, habían intentado suicidarse. Recientemente,
perseguidos por antiguos acreedores, un proceso desafortunado los había
arruinado y les había hecho perder el coraje y la razón.
La siguiente carta, escrita por la Sra. F…
antes de su muerte, y que se encuentra entre los documentos mencionados
anteriormente, y firmada por el presidente del tribunal, sin posibilidad de
cambio, revela el verdadero motivo. Lo transcribimos textualmente con la
ortografía original:
“Sr. y Sra. B…, antes de ir al cielo, quiero
llevarme bien con ustedes por última vez, por favor acepten mi último adiós,
espero sin embargo que nos volvamos a ver, al partir antes que ustedes, guardaré
su dirección para cuando llegue el momento, quiero compartir contigo nuestro
proyecto, ya que nuestras adversidades las hemos alimentado en nuestro corazón,
una pena que no se puede borrar, es más que una molestia, todo se vuelve una
carga para mí, mi corazón está constantemente lleno de amargura, debo decirle
que desde hace seis años el asunto de nuestra casa, todavía no se ha terminado
nada, tal vez tendremos que traer otros dos mil francos, ya que vemos que sólo
podemos salir de esto con muchas privaciones, que siempre tenemos que empezar
de nuevo sin ver el final, hay que ponerle fin, ahora que somos viejos la
fuerza empieza a abandonarnos, falta el coraje, el juego ya no es igual, hay
que poner un fin y nos detenemos en la determinación. Por favor acepte mis más
sinceros deseos. Sra. F…”
Hoy sabemos en Tours qué creer sobre las
verdaderas causas de este acontecimiento, y el ruido que se ha hecho sobre este
tema se vuelve en beneficio del Espiritismo, porque, dice nuestro corresponsal,
hablamos en todas partes, la gente quiere saber exactamente qué está sucediendo
y desde entonces los libreros de la ciudad han vendido más libros Espíritas que
nunca.
Es realmente curioso ver el tono lamentable
de unos, el enojo furioso de otros, y en medio de todo esto el Espiritismo
continúa su marcha ascendente como un soldado que va al ataque sin preocuparse
por la metralla. Los adversarios, al ver la burla impotente, después de haber
dicho que era un fuego fatuo, ahora dicen que es un perro rabioso.