Poitiers. Reunión preparatoria de
trabajadores Espíritas; médium, Sr. X…
Mis queridos amigos, la vida es corta; grande
es lo que le precede, grande es lo que le sigue; nada es sino por la voluntad
de Dios; nada es, pues, sino legítimo y de alta justicia. Tu miseria, cuando te
abraza, es un mal merecido, un castigo, no lo dudes, por tus faltas anteriores.
Enfréntalo con valentía y mira hacia arriba con resignación: descenderá
bendición y alivio. Vuestros dolores, a veces, son la prueba exigida por
vuestro Espíritu mismo, por vuestro Espíritu queriendo llegar pronto a la meta
final, siempre vislumbrada en estado desencarnado.
En una época en que el mundo está convulso y
en sufrimiento, en que las sociedades, en busca de la verdad, se retuercen en
laboriosos partos, Dios permite que el Espiritismo, es decir, un rayo de eterna
verdad, descienda de las altas regiones e ilumine vosotros. Nuestro objetivo es
mostraros el camino, pero dejaros vuestra libertad, es decir el mérito y el demérito
de vuestros actos. Así que escúchanos y ten la certeza de que tu felicidad es
una gran preocupación para nosotros. ¡Si supierais cuánto nos afligen vuestras
malas obras! ¡Cómo nos llenan de alegría vuestros esfuerzos hacia la ley de
Dios! El Señor nos dijo: “Siervos de mi imperio, devotos apóstoles de mi ley,
llevéis todos, mi palabra; explicar a todos que la vida eterna será para los
que practican el Evangelio; haced comprender a todos los hombres que lo bueno,
lo bello, lo grande, pasos de mi eternidad, están contenidos en esta palabra:
Amor”. El Señor nos dijo: “Espíritus de Luz, corred a todos: a los más
desdichados y a los más felices; del rey al artesano; del fariseo al que arde
en fe ardiente”. Y vamos en todas direcciones, y gritamos a los desdichados:
Resignación; a la feliz Caridad, la humildad; a los reyes: Amor a los pueblos;
al artesano: ¡Respeto a la ley!
Amigos míos, el día en que hagan mejor que
escucharnos, es decir el día en que practiquen nuestros preceptos, no más
egoísmo, no más celos; a partir de ahí no más miserias, no más de ese lujo que
es el gusano que roe las sociedades y las estremece; no más de esos errores
morales que perturban las conciencias; ¡No más revoluciones, no más sangre! no
más ese triste prejuicio que hizo creer durante mucho tiempo a las familias
principescas que el pueblo era lo suyo y que eran de otra sangre que el pueblo,
¡nada más que felicidad! Vuestros gobiernos serán buenos, porque el gobernante
y los gobernados se habrán beneficiado del Espiritismo. Las ciencias y las
artes, llevadas en alas de la caridad divina, se elevarán a una altura que no
sospecháis; vuestro clima mejorado por el trabajo agrícola; tus cosechas se
hacen más abundantes; estas profundas palabras de igualdad y fraternidad,
finalmente interpretadas sin pensar en despojar a quien posee, realizará, os lo
aseguro, las promesas de vuestro Dios.
“¡Paz, dijo vuestro Cristo, a los hombres de
buena voluntad! No tuvisteis paz, porque no tuvisteis buena voluntad. La buena
voluntad, tanto para los pobres como para los ricos, se llamará caridad. Hay
caridad moral, como hay caridad material, y no la tuvisteis; ¡y el pobre fue
tan culpable como el rico!
Escúchame bien: ¡Cree y ama! Amor: mucho se
le perdonará al que mucho amó. Cree: la fe mueve montañas. Prudencia y
mansedumbre en el nuevo apostolado: vuestra mejor predicación será un buen
ejemplo. Compadeced a los ciegos: los que no quieren mirar la luz. ¡Denunciad,
no culpéis! Oréis, mis amigos, y la bendición de Dios estará con vustras almas.
Brilla la antorcha de la vida; en cada rincón del horizonte se encienden los
faros; ¡la tormenta sacudirá y tal vez romperá los barcos! Pero el barquero
que, sobre la ola furiosa, mirará siempre al faro, se acercará a la orilla, y
el Señor le dirá: “Paz a los hombres de buena voluntad; bendito seas vos que habéis
amado; sed feliz, ya que habéis trabajado por la felicidad de los demás. ¡Hijo
mío, a cada uno según vuetras obras!”
FD, exmagistrado.