TODO (EL) UNIVERSAL, el gran Todo: según opinión de ciertos filósofos, no hay más que un alma
universal, de la que cada uno de nosotros posee una parcela. A la muerte, toda: estas almas particulares se
reincorporan al alma universal sin conservar su individualidad, como las gotas de la lluvia se confunden en
las aguas del Océano. Esta fuente común es para ellos el gran Todo, el Todo universal Esta doctrina es tan
desconsoladora como el materialismo, porque, no persistiendo la individualidad después de la muerte, es
absolutamente igual existir, como no existir. El Espiritismo es una prueba patente de lo contrario. Pero la idea
del gran Todo no implica necesariamente la de la fusión de los seres en uno solo. El soldado que vuelve a su
regimiento, entra en un todo colectivo y no por ello deja de conservar su individualidad. Lo mismo pasa con
las almas que entran en el mundo de lo Espíritus, que, para ellas, es, igualmente, un todo colectivo: el Todo
universal. En este sentido es como debe entenderse esta expresión en el lenguaje de ciertos Espíritus.