PLEGARIA: La plegaria es una invocación, y en ciertos casos, una evocación por la cual uno atrae a si a
tal o cual Espíritu. Cuando la plegaria se dirige a Dios, Dios nos envía sus mensajeros, los Buenos Espíritus.
La plegaria no puede desviar los decretos de la Providencia; pero por ella pueden venir en nuestra ayuda los
Buenos Espíritus, sea para darnos la fuerza moral que nos haga falta, sea para sugerirnos los pensamientos
convenientes. De aquí proviene el alivio que uno experimenta cuando ha orado con fervor; de aquí proviene
también el alivio que obtienen los Espíritus en sufrimiento cuando se ruega por ellos. Ellos mismos nos piden
las plegarias en la forma que les es más familiar y que está más en relación con las ideas que han conservado
de su existencia corporal; pero la razón, de acuerdo en esto con los Espíritus, nos dice que la plegaria que
brota de los labios, y no del corazón, es una vana fórmula que carece de todo valor positivo.