4. Estos tres puntos culminantes de la Creación son, afirma la iglesia, necesarios a la armonía del conjunto. Si hay uno solo de menos, la obra es incompleta y no está conforme con la sabiduría eterna. Sin embargo, uno de los dogmas fundamentales de la religión declara que la Tierra, los animales, las plantas, el sol, las estrellas, la misma luz, han sido creados y sacados de la nada, hace 6.000 años. Antes de esta época no había, pues, ni criatura humana ni criatura corporal. Durante la pasada eternidad, la obra divina era, por tanto, imperfecta. La fijación de la edad del Universo en seis mil años es un artículo de fe tan capital, como que hace pocos años que la ciencia fue anatematizada porque destruía la cronología bíblica, probando la alta antigüedad de la Tierra y de sus habitantes.
Sin embargo, el Concilio de Letrán, concilio ecuménico que hace ley en materia de ortodoxia, afirma: Nosotros creemos firmemente que no hay más que un solo Dios verdadero, eterno e infinito, el cual, al principio del tiempo, sacó a la vez de la nada una y otra criatura, la espiritual y la corporal. El principio del tiempo no puede entenderse sino de la eternidad transcurrida, porque el tiempo es infinito como el espacio, no tiene principio ni fin. Esta expresión: el principio del tiempo, es una figura que implica la idea de una anterioridad ilimitada.
El concilio de Letrán cree, pues, firmemente que las criaturas espirituales y las criaturas corporales han sido formadas simultáneamente y sacadas conjuntamente de la nada, en una época indeterminada en el pasado. ¿Qué viene a ser, pues, el texto bíblico que fija esta creación en 6.000 años antes de nuestros días? Admitiendo que sea éste el principio del Universo visible, no es seguramente el del tiempo. ¿A quién hemos de creer, al concilio o a la Biblia?