EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

Volver al menú
22. La creencia en la eternidad de las penas materiales ha permanecido como un temor saludable, hasta que los hombres estuviesen en condición de comprender la potencia moral. Tal sucede con los niños, a quienes se contiene, durante un tiempo, con la amenaza de ciertos quiméricos, con los cuales se les espanta. Pero llega un momento en que el niño se da razón de los cuentos que ha oído en su cuna, y sería absurdo pretender gobernarles por los mismos medios. Si los que le dirigen persisten en afirmarle la verdad de tales fábulas y obligarle a creerlas al pie de la letra, perderían su confianza.


Esta es la Humanidad actual: ha salido de la infancia, sacudiendo de su mente las preocupaciones que la ligaban.


El hombre no es aquel instrumento pasivo que se doblega bajo la fuerza material, ni aquel ser crédulo que a ojos cerrados todo lo acepta.