EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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4. Según se fue desarrollando el espíritu, el velo material se fue disipando poco a poco para comprender las cosas espirituales. Pero esto sólo se verificó gradualmente. Cuando vino Jesús pudo anunciar un Dios clemente, hablar de su reino que no es de este mundo, y decir a los hombres: “Amaos unos a otros, haced bien a los que os odian.” Siendo así que los antiguos decían: “Ojo por ojo, diente por diente.”


¿Quiénes eran, pues, los hombres que vivían en tiempo de Jesús? ¿Eran almas nuevamente creadas y encarnadas? Si esto fuese, Dios habría creado en tiempo de Jesús almas más adelantadas que en tiempos de Moisés. Pero entonces, ¿qué se hicieron de éstas? ¿Habrían languidecido durante la eternidad en el embrutecimiento? El solo sentido común rechaza esta suposición. No, eran las mismas almas que, después de haber vivido bajo la ley mosaica, habían adquirido durante muchas existencias un desarrollo suficiente para comprender una doctrina más elevada, y están hoy lo bastante adelantadas para recibir una enseñanza todavía más completa.