Revista Espírita - Periódico de Estudios Psicológicos - 1860

Allan Kardec

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Intuición de la vida futura
(Médium: Srta. Eugénie)

Nota – La médium escribe en un cuaderno antiguo, que antes había servido a otro médium, y en el cual se encontraba una comunicación escrita hacía mucho tiempo, firmada por Delphine de Girardin. Esta circunstancia explica las palabras puestas al principio de la siguiente comunicación:

Encuentro escrito justamente mi nombre; él me servirá de firma antes de haber comenzado.

Quiero aquí hablaros a todos, en general, y probaros que sois espiritualistas; por eso, basta que me dirija a vuestro raciocinio. ¿Qué vais a hacer en el cementerio el día 1º de noviembre, si él solamente conserva los restos mortales de los seres que extrañáis? ¿Por qué vais a perder vuestro tiempo llevando un ramo de flores, un pensamiento de amistad o un suave recuerdo? ¿Por qué vais a evocar su memoria, si ellos no viven más? ¿Por qué derramar lágrimas y pedirles que las sequen o que os lleven con ellos? Responded, todos vosotros que decís –porque los que no lo dicen en voz alta, lo piensan en voz baja–: la materia es la única cosa que existe en nosotros; después de nosotros, nada. Decid, ¿no estáis en desacuerdo con vosotros mismos? Pero regocijaos, pues tenéis más fe de lo que pensáis. Dios, que os ha creado imperfectos, ha querido daros confianza, a pesar vuestro, y sin querer comprender y sin tener conciencia de eso, les habláis a esos seres queridos; les pedís que huelan las flores que les ofrecéis; les suplicáis amistad y protección. ¡Madre! Llamas a tu hija de ángel y le pides oraciones. ¡Hija! Solicitas la protección de tu madre y le ruegas que te dé sus consejos. Muchos dicen entre vosotros: Siento en mi corazón que decís la verdad, pero está en desacuerdo con lo que mis antepasados me han enseñado, ¡y como Espíritus timoratos que sois, os limitáis en vuestra ignorancia! Obrad, pues, sin miedo, porque la fe espírita profesa lo que todas las religiones repiten: Amor, caridad, humildad. Creed en esto, y no os dejeis llevar por vuestra vacilación.

DELPHINE DE GIRARDIN

Observación – La contradicción de la cual habla el Espíritu al comienzo, se ve a cada instante, inclusive en aquellos que más fuertemente niegan la vida futura. Si todo perece con la vida corporal, ¿para qué serviría, en efecto, la conmemoración de los seres que extrañamos, si ellos no nos escuchan más? Nos han hablado de un señor que está extremadamente imbuido de las más absolutas ideas materialistas; su hijo único acaba de desencarnar, y ha sentido un tal pesar que quería suicidarse para unirse a él; ahora bien, ¿para unirse a quién? A los huesos, los cuales no son él, porque los huesos no piensan.