¿Que és el Espiritismo?

Allan Kardec

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31. Las personas que, conmovidas al ver que se manifiestan un ser que les es querido, abrazan la mesa, se ponen en ridículo, porque es lo mismo, absolutamente, que si abrazan el bastón de que se sirve un amigo para dar golpes. Otro tanto decimos de los que dirigen la palabra a la mesa, como si el Espíritu estuviese encerrado en la madera o como si ésta se hubiese trocado en Espíritu. Cuando la mesa se separa del suelo y se columpia en el espacio sin punto de apoyo, no la levanta el Espíritu a fuerza de brazos, sino que la envuelve en una especie de atmósfera fluídica que neutraliza el efecto de la gravitación, como el aire lo hace en los globos y cometas. El fluido de que se halla penetrada le da momentáneamente mayor ligereza específica. Cuando permanece como clavada en el suelo, se encuentra en un caso análogo al de la campana neumática después de hecho el vacío. Estas no pasan de ser comparaciones para demostrar la analogía de los efectos, pero no la similitud absoluta de las causas. Cuando la mesa persigue a alguien, no es el Espíritu quien corre, pues puede permanecer sin moverse en el mismo lugar, sino que la impulsa por medio de una corriente fluídica, con cuyo auxilio la hace mover a su antojo. Cuando oímos golpes en la mesa o en otra parte, no golpea el Espíritu ni con la mano, ni con objeto alguno, sino que dirige hacia el punto de donde parte el ruido un chorro de fluido que produce el efecto de un choque eléctrico. El Espíritu modifica el ruido como pueden alterarse los sonidos producidos por medio del aire. Se comprende por esto que para el Espíritu no es más difícil levantar una persona que una mesa, transportar un objeto de uno a otro lugar que lanzarlo hacia alguna parte, fenómenos que se producen por la misma ley.