¿Que és el Espiritismo?

Allan Kardec

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Espiritismo y Espiritualismo

Empezaré por preguntarle: ¿Qué necesidad había de crear las nuevas palabras espiritista y Espiritismo, para reemplazar las de espiritualismo y espiritualista, que pertenecen al lenguaje común y son comprendidas por todo el mundo? He oído a muchos tratar de barbarismos a las nuevas palabras. A. K. –La palabra espiritualista tiene, desde hace mucho tiempo, una acepción bien determinada. Esta es la que nos da la Academia: “Aquél o aquélla cuya doctrina es opuesta al materialismo.”2 Todas las religiones están necesariamente fundadas en el espiritualismo. Cualquiera que crea que hay en nosotros algo más que materia, es espiritualista, lo que no implica la creencia en los espíritus y en sus manifestaciones. ¿Cómo le distinguiría, pues, del que cree en esto último? Sería preciso emplear una perífrasis, y decir: es un espiritualista que cree en los espíritus. Las cosas nuevas requieren nuevas palabras, si quieren evitarse equívocos. Si hubiese dado a mi Revista la calificación de espiritualista, no hubiese especificado su objeto, porque sin el título, hubiera podido no decir una palabra de los espíritus y hasta combatirlos. Leí hace algún tiempo en un periódico, a propósito de una obra de filosofía, un artículo en que se decía que el autor lo había escrito bajo el punto de vista espiritualista, y los partidarios de los espíritus se hubieran llevado un solemne chasco si, en fe de aquella indicación, hubieran creído hallar en él la menor concordancia con sus ideas. Si he adoptado, pues, las palabras espiritista y Espiritismo, es porque expresan sin anfibología las ideas relativas a los espíritus. Todo espirita es necesariamente espiritualista, pero falta mucho para que todos los espiritualistas sean espiritistas. Aunque el Espiritismo fuese una quimera, sería también útil tener términos especiales para lo que le concierne, porque las palabras son necesarias, tanto a las ideas falsas como a las verdaderas. Estas palabras, por otra parte, no son más bárbaras que todas las que crean diariamente las ciencias, las artes y la industria, y seguramente no lo son las que imaginó Gall para su nomenclatura de las facultades, tales como secretividad, amatividad, etc. Hay personas que por espíritu de contradicción critican todo lo que no procede de ellas, y se hacen contumaces en la oposición. Los que se paran en tan miserables pequeñeces sólo prueban la estrechez de sus ideas. Fijarse en semejantes bagatelas es probar que se anda corto de buenas razones. Espiritualismo y espiritualista son palabras inglesas empleadas en los Estados Unidos desde que empezaron las manifestaciones, y de ellas nos hemos servido por algún tiempo en Francia; pero desde que aparecieron las de Espiritismo y espiritista se comprendió de tal modo su utilidad, que fueron aceptadas inmediatamente por el público. Su uso está hoy tan consagrado, que los mismos adversarios, los primeros que las calificaron de barbarismos, no emplean otras. Los sermones y circulares que se fulminan contra el Espiritismo y los espiritistas no hubieran podido anatematizar el espiritualismo y a los espiritualistas sin engendrar confusión en las ideas. Bárbaras o no, esas palabras han pasado ya a la lengua usual, y a todas las de Europa, y son las empleadas en las publicaciones hechas en todos los países, favorables o desfavorables al Espiritismo. Han formado la base de la columna de la nomenclatura de la nueva ciencia. Para expresar sus fenómenos especiales, necesitaba términos especiales, y el Espiritismo tiene hoy su nomenclatura, como la química la suya. 3 Las palabras espiritualismo y espiritualista, aplicadas a las manifestaciones de los espíritus, sólo se emplean hoy por los adeptos de la escuela llamada americana. 2. Nuestra academia dice que es espiritualista el que trata de los espíritus, o tiene alguna opinión particular sobre ellos. El vulgo, sin embargo, opina lo mismo que la Academia francesa, desechando la de la española. (N. del T.) 3. Estas palabras gozan hoy, por otra parte, del derecho de ciudadanía, están incluidas en el suplemento del Petit Dictionnaire des Dictionnaires, extractado de Napoleón Landais, de cuya obra se tiran a miles los ejemplares. En él se encuentra la definición y la etimología de las palabras:, “erraticidad”, “medianímico”, “médium”, “mediumnidad”, “periespíritu”, “Pneumatografía”, “Pneumatofonía”, “psicógrafo”, “psicografía”, “psicofonía”, “reencarnación” “sematología”, “espírita”, “Espiritismo”, “exteriorito”, “tiptología,. E igualmente se encuentran con todas las explicaciones de que son susceptibles en la nueva edición del Dictionnaire Universal de Mauricio Lachàtre.