¿Que és el Espiritismo?

Allan Kardec

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160. “¿En qué consisten los sufrimientos del alma después de la muerte? ¿Son torturadas, las culpables, en las llamas materiales?”

La Iglesia reconoce perfectamente, hoy, que el fuego del Infierno es un fuego moral y no material, pero no define la naturaleza de los sufrimientos. Las comunicaciones espiritistas nos lo manifiestan claramente; por su medio podemos apreciarlo y convencernos de que, si bien no son resultado de un fuego material ─que en efecto no podría quemar a las almas, que son inmateriales─, no por esto dejan de ser menos terribles en ciertos casos. Estas penas no son uniformes sino que varían al infinito, según la naturaleza y grado de las faltas cometidas; y a menudo estas mismas faltas son las que les sirven de castigo; así es que ciertos asesinos son atraídos a permanecer en el lugar del crimen y sin cesar tener a la vista sus víctimas; que el hombre sensual y material conserva los mismos gustos, pero la imposibilidad de satisfacerlos, materialmente, le sirve de tormento; que ciertos avaros creen sufrir el frío y las privaciones que durante la vida se impusieron por avaricia; otros ven el oro y sufren por no poderlo tocar, otros permanecen cerca de los tesoros que escondieron, siendo presa de perpetuas angustias por temor de que se los roben; en una palabra, no hay una falta, ni una imperfección moral, ni una mala acción que no tenga, en el mundo de los Espíritus, su contrapartida y sus naturales consecuencias, por lo cual no es preciso un lugar determinado y circunscrito, sino que, por doquiera que se encuentre, lleva consigo su infierno el Espíritu perverso.

Además de las penas espirituales existen penas y pruebas materiales que el Espíritu aún no purificado sufre en una nueva encarnación, cuya posición le facilita el medio de aguantar lo que ha hecho pasar a los otros: y ser humillado si fue orgulloso, miserable si fue mal rico, desgraciado por sus hijos si fue mal padre, infeliz por sus padres si fue mal hijo, etcétera. La Tierra, como hemos dicho, es para los Espíritus de esta naturaleza uno de los lugares de destierro y de expiación, un purgatorio del que pueden librarse, pues de ellos depende no volver, procurando mejorarse lo bastante para que merezcan ir a otro mundo mejor. (El Libro de los Espíritus, número 237: Percepciones, sensaciones y sufrimientos de los Espíritus. ─ Id. Libro 4o Esperanzas y consuelos; penas y goces terrestres; penas y goces futuros).