¿Que és el Espiritismo?

Allan Kardec

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Observaciones preliminares

1. Es erróneo creer que basta, a ciertos incrédulos, ver fenómenos extraordinarios para convencerse. Los que no admiten la existencia del alma o del Espíritu en el hombre, no pueden admitirla fuera de él, y negando la causa, niegan por consiguiente el efecto. Teniendo, pues, casi siempre, ideas preconcebidas y adaptando la actitud de negar, lo cual las separa de una observación seria e imparcial, hacen preguntas y objeciones a las que es imposible contestar completamente en el primer momento, porque sería preciso seguir, con cada persona, un curso y tomar las cosas desde su principio. El estudio anticipado da, como consecuencia, respuesta a las objeciones, cuya mayor parte están fundadas en la ignorancia de la causa de los fenómenos y de las condiciones en que se producen.

2. Los que no conocen el Espiritismo piensan que los fenómenos espiritistas se producen como los experimentos de física y química. De aquí la pretensión de someterlos a su voluntad y la repugnancia a colocarse en las condiciones necesarias a la observación. No admitiendo, en principio, la intervención de los espíritus o no conociendo por lo menos ni su naturaleza ni su manera de obrar, producen como si operaran en la materia bruta, y porque no obtienen lo que desean, concluyen que no existen los espíritus. Colocándonos en otro punto de vista, comprenderemos que siendo los espíritus las almas de los hombres, después de nuestra muerte seremos también espíritus, y que estaremos poco dispuestos a servir de juguete para satisfacer los caprichos de los curiosos.

3. Aunque ciertos fenómenos pueden ser provocados, puesto que provienen de inteligencias libres, nunca están a la absoluta disposición de nadie, y cualquiera que se jactase de obtenerlos a su antojo probaría a su ignorancia o su mala fe. Es preciso esperarlos, recibirlos al paso, y a menudo sucede que, cuando menos los esperamos, se presentan los hechos más interesantes y concluyentes. El que quiere instruirse seriamente debe, pues, armarse, en esto como en todo, de paciencia, de perseverancia y hacer cuanto sea necesario, pues de otro modo más vale no ocuparse de ello.

4. Las reuniones que se ocupan en manifestaciones espiritistas no están siempre en buenas disposiciones para obtener resultados satisfactorios, producir la convicción: hay algunas, preciso es decirlo, de las que salen los incrédulos menos convencidos que no entraron, objetando entonces a los que les hablan del carácter grave del Espiritismo, con el relato de los acontecimientos, frecuentemente ridículos, de que han sido testigos. Éstos no son más lógicos que aquel que juzgase de un arte por los diseños de un principiante, de una persona por su caricatura o de una tragedia por su parodia. El Espiritismo tiene también sus aprendices, y el que quiera instruirse que no beba las enseñanzas de una sola fuente, ya que sólo por el examen y la comparación puede dictaminarse un juicio.

5. Las reuniones frívolas tienen un grave inconveniente para los nocivos que a ellas asisten, y éste es el de darles una falsa idea del carácter del Espiritismo. Los que han asistido a reuniones de esta clase no saben tomar en serio una cosa que ven tratar con ligereza por los mismos que se llaman adeptos. El estudio anticipado les enseña a juzgar la trascendencia de lo que ven, y a saber distinguir lo bueno de lo malo.

6. El mismo razonamiento es aplicable a los que juzgan al Espiritismo por ciertas obras excéntricas que sólo pueden dar una idea incompleta y ridícula. Tan responsable es el Espiritismo grave de las faltas de los que lo comprenden mal o lo practican erróneamente, como la poesía de los malos poetas. Es sensible, dicen, que dichas obras existan, porque son nocivas a la verdadera ciencia. Indudablemente sería preferible que sólo las hubiese buenas, pero la mayor parte de la culpa recae sobre los que no se ocupan de analizarlo todo. También todas las artes, todas las ciencias, se encuentran en el mismo caso. ¿No se ha escrito acerca de las cuestiones más serias tratados absurdos y plagados de errores? ¿Por qué habría de ser el Espiritismo el privilegio, sobre todo en su principio? Si los que lo critican no lo juzgaran por las apariencias, conocerían lo que él rechaza, y no le achararían lo que él repudia en nombre de la razón y de la experiencia.