Revista Espírita - Periódico de estudios psicológicos - 1869

Allan Kardec

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¿Existe una vida futura?

Diversas opiniones sobre este tema, recopiladas y ordenadas por un Fantasma [1].

Para la mayoría, al no ser la vida futura una cuestión, una demostración se vuelve de algún modo superflua, porque es casi como si se quisiera demostrar que el sol sale cada mañana. Sin embargo, dado que hay personas ciegas que no ven salir el sol, es bueno saber cómo se lo podemos demostrar; sin embargo, esta es la tarea emprendida por un Fantasma, autor de este libro. Este Fantasma es un ingeniero erudito a quien conocemos por su reputación, por otras obras filosóficas que llevan su nombre; pero como no consideró oportuno ponérselo a éste, no creemos que tengamos derecho a cometer una indiscreción, aunque sabemos muy bien que no oculta sus creencias.

Este libro demuestra una vez más que la ciencia no conduce inevitablemente al materialismo, y que un matemático puede ser un firme creyente en Dios, en el alma, en la vida futura y en todas sus consecuencias.

No es una simple profesión de fe, sino una demostración digna de un matemático por su lógica estricta e irresistible. Tampoco es una disertación árida y dogmática, sino una polémica orientada en forma de conversación familiar, donde los pros y los contras se disputan imparcialmente.

El autor relata que mientras asistía al funeral de uno de sus amigos, comenzó a conversar, en el camino, con varios invitados. Las circunstancias y las vicisitudes de la ceremonia conducen a la conversación sobre el destino del hombre después de la muerte. Primero se relaciona con un nihilista a quien él se compromete a demostrar la realidad de la vida futura mediante argumentos encadenados con admirable habilidad y, sin chocarlo o lastimarlo, naturalmente lo conduce a sus ideas.

Sobre la tumba se pronuncian dos discursos en direcciones diametralmente opuestas sobre la cuestión del futuro y producen impresiones diferentes. A su regreso, nuevos interlocutores se unen a los dos primeros; acuerdan reunirse en la casa de uno de ellos, y allí comienza una seria controversia, en la que las distintas opiniones exponen las razones en las que se basan.

Este libro, cuya lectura es entrañable, tiene todo el atractivo de una historia y toda la profundidad de una tesis filosófica. Añadiremos que, entre los principios que defiende, no hemos encontrado ni uno solo en contradicción con la Doctrina Espírita de la que debió inspirarse el autor.

La necesidad de la reencarnación para el progreso, su obviedad, su concordancia con la justicia de Dios, la expiación y reparación al encontrarse con aquellos que se han hecho daño a sí mismos en una existencia anterior, se muestran allí con asombrosa claridad. Varios ejemplos citados prueban que el olvido del pasado, en la vida de una relación, es un beneficio de la Providencia, y que ese olvido momentáneo no nos impide hacer uso de la experiencia del pasado, ya que el alma recuerda en los momentos de liberación. .

He aquí, en pocas palabras, uno de los hechos relatados por uno de los interlocutores y que, dice, es personal para él.

Fue aprendiz en una gran fábrica; por su conducta, su inteligencia y su carácter conciliaba la estima y la amistad del patrón que, posteriormente, lo asocia con su empresa. Varios hechos de los que entonces no era consciente prueban en él la percepción y la intuición de las cosas durante el sueño; esta facultad le sirvió incluso para prevenir un accidente que podría tener consecuencias desastrosas para la fábrica.

La hija del jefe, una encantadora niña de ocho años, le muestra cariño y le agrada; pero cada vez que ella se acerca, él experimenta un frío helado y una repulsión instintiva; su toque le duele. Sin embargo, este sentimiento se debilita gradualmente y luego se desvanece. Más tarde se casó con ella; es buena, cariñosa, considerada y la unión es muy feliz.

Una noche, tiene un sueño terrible. Se vio a sí mismo en su encarnación anterior; su esposa se había comportado de manera indigna, y había sido la causa de su muerte, ¡y, cosa extraña! no pudo separar la idea de esta mujer de la de su actual esposa; le parecía que era la misma persona. Abrumado por esta visión cuando se despierta, está triste; instado por su esposa a que le cuente la causa, decide contarle su pesadilla. “Es extraño”, dijo, “tuve un sueño similar y fui yo la culpable”. Las circunstancias les hacen reconocer a ambos que no están unidos por primera vez; el marido puede explicarse a sí mismo la repulsión que sintió por su esposa cuando era niña; la mujer redobla su cuidado para borrar su pasado; pero ya ha sido perdonada, porque la reparación se ha realizado y la casa sigue prosperando.

De ahí esta conclusión: que estos dos seres se encontraron nuevamente unidos, uno para reparar, el otro para perdonar; que si hubieran recordado el pasado habrían huido, y que habrían perdido el beneficio, uno de reparación, otro de perdón.

Para dar una idea exacta del interés de este libro, sería necesario citarlo casi en su totalidad. Nos limitaremos al siguiente pasaje:

"Me preguntas si creo en la vida futura, me dijo un viejo general; si lo creemos, ¡nosotros soldados! ¿Y cómo esperas que sea de otra manera, a menos que seas un bruto? ¿En qué entonces quieres que pensemos en vísperas de una pelea, de un asalto, que todo anuncia que debe ser violento?... Después de habernos despedido, en el pensamiento, de los seres queridos que estamos amenazados de dejar, regresamos irresistiblemente a las enseñanzas maternas que nos han mostrado una vida futura donde se encuentran seres compasivos. Extraemos de estos recuerdos una reduplicación de coraje que nos hace enfrentar los mayores peligros, según nuestro temperamento, calma o con una cierta pasión, y más a menudo todavía con un espíritu, una alegría, que son los rasgos característicos del ejército francés.”

“Después de todo, somos descendientes de aquellos valientes galos, cuya fe en la vida futura era tan grande, que prestaron sumas de dinero para devolverlas en otra existencia. Voy más allá, estoy convencido de que seguimos siendo estos hijos de la vieja Galia, que, entre la época de César y la nuestra, pasaron por un gran número de existencias, en cada una de las cuales tomaron un rango superior en las falanges terrenales".

Este libro será leído con provecho por los creyentes más firmes, porque sacarán de él nuevos argumentos para refutar a sus adversarios.

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[1] 1 vol. en-12; 3 fr.