EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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63. Puesto que el bien habrá de reinar en la Tierra, es preciso que sean excluidos de ella los Espíritus obstinados en el mal, y que podrían ocasionar disturbios. Dios ha permitido que ellos permanecieran aquí el tiempo necesario para que mejoraran; pero visto que ha llegado el momento en que, mediante el progreso moral de sus habitantes, la Tierra debe ascender en la jerarquía de los mundos, ya no podrá ser la morada de los Espíritus, tanto encarnados como desencarnados, que no hayan aprovechado las enseñanzas que estaban en condiciones de recibir en ella. Serán exiliados en mundos inferiores, como antes lo fueron en la Tierra los componentes de la raza adámica, al tiempo que Espíritus mejores vendrán a sustituirlos. Esta separación, que será presidida por Jesús, es la que se encuentra descripta en las siguientes palabras acerca del juicio final: “Los buenos pasarán a mi derecha, y los malos a mi izquierda”. (Véase el Capítulo XI, § 31 y siguientes.)