EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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37. Esta predicción es, sin discusiones, una de las más importantes desde el punto de vista religioso, porque demuestra sin ningún equívoco que Jesús no dijo todo lo que tenía para decir, puesto que no lo habrían comprendido ni siquiera sus apóstoles, ya que era a ellos a quienes Él se dirigía. Si les hubiese dado instrucciones secretas, los Evangelios harían alguna mención al respecto. Ahora bien, dado que Jesús no dijo todo a sus apóstoles, los sucesores de estos no pudieron saber más que ellos en relación con lo que Él dijo. Es posible, pues, que se hayan confundido en cuanto al sentido de sus palabras, o que hayan interpretado falsamente sus pensamientos, en muchas ocasiones velados bajo la forma de parábolas. Por consiguiente, las religiones que se basaron en el Evangelio no pueden considerarse en posesión de toda la verdad, visto que Jesús reservó para sí la tarea de completar posteriormente sus enseñanzas. El principio de la inmutabilidad de esas enseñanzas constituye un desmentido de las palabras mismas de Cristo.


Con el nombre de Consolador y de Espíritu de Verdad, Jesús anunció la venida de aquel que habría de enseñar todas las cosas y de recordar lo que Él había dicho. Por consiguiente, su enseñanza no estaba completa. Además prevé que su mensaje sería olvidado, y que sus palabras serían desvirtuadas, ya que el Espíritu de Verdad vendría a recordar todo lo que Él dijo y, de común acuerdo con Elías, a restablecer todas las cosas, es decir, a ponerlas de acuerdo con el verdadero pensamiento de Jesús.