EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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25. Si nos atuviéramos a la letra del Génesis, llegaríamos a las siguientes conclusiones: Adán y Eva estaban solos en el mundo después de su expulsión del paraíso terrenal; posteriormente tuvieron los dos hijos, Caín y Abel. Ahora bien, luego de que Caín se retiró a otra región después de haber asesinado a su hermano, no volvió a ver a sus padres, quienes de nuevo quedaron solos. Sólo mucho más tarde, a la edad de ciento treinta años, Adán tuvo su tercer hijo, que se llamó Set, luego de cuyo nacimiento vivió aún, según la genealogía bíblica, ochocientos años, y engendró más hijos e hijas.


Por consiguiente, cuando Caín fue a establecerse al oriente del Edén, solamente había en la Tierra tres personas: su padre, su madre y él, que quedó solo, por su lado. Sin embargo, Caín tuvo mujer y un hijo. ¿Qué mujer podía ser esa, y dónde habría podido él desposarla? El texto hebreo dice: Él estaba construyendo una ciudad, y no: él construyó, lo que indica una acción presente y no posterior. Pero una ciudad presupone la existencia de habitantes, visto que no sería por presumir que Caín la hiciera para él, su mujer y su hijo, ni que pudiese edificarla solo.


Por lo tanto, de esa narración debemos inferir que la región estaba poblada. Ahora bien, no podía serlo por los descendientes de Adán, que por entonces estaban reducidos a uno solo: Caín.


Por otra parte, la presencia de otros habitantes se destaca igualmente de estas palabras: “Seré un fugitivo y un vagabundo, y cualquiera que me encuentre me matará”, así como de la respuesta que Dios le dio. ¿Por qué Caín temía que alguien lo matase, y qué utilidad tendría la señal que Dios le puso para preservarlo, si no habría de encontrar a nadie? Ahora bien, si había en la Tierra otros hombres además de la familia de Adán, significa que esos hombres estaban allí antes de él, de donde se deduce esta consecuencia, extraída del texto mismo del Génesis: Adán no es el primero ni el único padre del género humano. (Véase el Capítulo XI, § 34.) *

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* Esta idea no es nueva. La Peyrère, sabio teólogo del siglo diecisiete, en su libro Preadamitas, escrito en latín y publicado en 1655, extrajo del texto original de La Biblia, adulterado por las traducciones, la prueba evidente de que la Tierra estaba habitada antes de la venida de Adán. Esa es la opinión actual de muchos eclesiásticos ilustres. (N. de Allan Kardec.)