EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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21. Sin rebatir ninguno de los dos sistemas, conviene destacar que el principio de la generación espontánea evidentemente sólo se puede aplicar a los seres de los órdenes más inferiores de los reinos vegetal y animal, a aquellos en los cuales la vida comienza a despuntar y cuyo organismo, extremadamente simple, es en cierto modo rudimentario. Fueron esos, de hecho, los primeros que aparecieron en la Tierra y cuya formación debió de ser espontánea. En ese caso, asistiríamos a una creación permanente, análoga a la que se produjo en las primeras edades del mundo.