EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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35. Todo indica que en la época de Jesús, tanto los obsesos como los posesos eran muy numerosos en Judea; de ahí la oportunidad que Él tuvo de curar a muchos. No cabe duda de que los Espíritus malos habían invadido aquel país y causado una epidemia de posesiones. (Véase el Capítulo XIV, § 49.)


Sin que presenten un carácter epidémico, las obsesiones individuales son muy frecuentes, y se revelan bajo los más variados aspectos, los cuales se reconocen fácilmente con un conocimiento más profundo del espiritismo. Pueden, a menudo, producir consecuencias nocivas para la salud, tanto si agravan afecciones orgá- nicas como si las ocasionan. Un día, sin ninguna duda, llegarán a ser incluidas entre las causas patológicas que, por su naturaleza especial, requieren medios curativos también especiales. Al revelar la causa del mal, el espiritismo abre un nuevo camino al arte de curar, y proporciona a la ciencia los medios para alcanzar el éxito donde hasta el presente, casi siempre, ve malogrados sus esfuerzos, debido a que no ataca la causa principal del problema. (Véase El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo XXIII.)