EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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14. CAPÍTULO 3:1. Ahora bien, la serpiente era el más astuto de todos los animales que el Señor Dios había creado en la tierra. Y le dijo a la mujer: “¿Por qué Dios os ordenó que no comáis del fruto de todos los árboles del paraíso?” (Y la serpiente –nahasch– era más astuta que todos los animales terrestres que había hecho Jehová Eloim; la cual dijo a la mujer –el haischa–: “¿Cómo es que Eloim os ha dicho: No comáis de ningún árbol del jardín?”) – 2. La mujer respondió: “Comemos de los frutos de todos los árboles que están en el paraíso. (Dijo ella, la mujer, a la serpiente: “Podemos comer del fruto –miperi– de los árboles del jardín”.) – 3. Pero del fruto del árbol que está en medio del paraíso, Dios nos ordenó que no comiésemos de él, y que no lo tocásemos, para que no corramos peligro de muerte”. – 4. La serpiente replicó a la mujer: “De ninguna manera moriréis. – 5. Es que Dios sabe que, tan pronto como hayáis comido de ese fruto, vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”.


6. La mujer consideró entonces que el fruto de aquel árbol era bueno para comer; que era apetecible y agradable a la vista. Y, tomando de él, lo comió, y se lo dio a su marido, que también comió. (La mujer vio que el árbol era bueno como alimento y que era deseable para comprender –léaskil–, y tomó de su fruto, etc.)


8. Y como oyeron la voz del Señor Dios, que se paseaba a la tarde por el paraíso, cuando sopla una brisa suave, ellos se retira ron hacia el medio de los árboles del paraíso, a fin de ocultarse de delante de su presencia.


9. Entonces el Señor Dios llamó a Adán, y le dijo: “¿Dónde estás?” – 10. Adán le respondió: “Oí tu voz en el paraíso y tuve miedo, porque estaba desnudo, por eso me escondí”. – 11. El Se- ñor le respondió: “¿Y cómo supiste que estabas desnudo, acaso porque comiste el fruto del árbol del cual yo os prohibí que comieseis?” – 12. Adán le respondió: “La mujer que me diste por compañera me mostró el fruto de ese árbol, y comí de él”. – 13. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué hiciste eso?” Ella respondió: “La serpiente me engañó, y comí de ese fruto”.


14. Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho eso, serás maldita entre todos los animales y todas las bestias de la tierra; andarás sobre tu vientre, y comerás tierra todos los días de tu vida. – 15. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre su raza y la tuya. Ella te aplastará la cabeza, y tú tratarás de morderle el talón”.


16. Dios dijo también a la mujer: “Habré de afligirte con muchos males durante tus embarazos; parirás con dolor; estarás bajo la dominación de tu marido y él te dominará”.


17. Dijo a continuación a Adán: “Porque has escuchado la voz de tu mujer, y has comido del fruto del árbol que te prohibí que comieses, la tierra te será maldita por causa de lo que hiciste, y sólo con mucho trabajo extraerás de ella con qué alimentarte durante toda tu vida. – 18. Ella te producirá espinos y abrojos, y te alimentarás con la hierba de la tierra. – 19. Y comerás el pan con el sudor de tu rostro, hasta que vuelvas a la tierra de donde fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo volverás”.


20. Y Adán dio a su mujer el nombre de Eva, que significa vida, porque ella era la madre de todos los vivientes.


21. El Señor Dios también hizo para Adán y su mujer túnicas de pieles con que los cubrió. – 22. Y dijo: “He aquí a Adán hecho uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal. Evitemos pues, ahora, que él eche mano del árbol de la vida, que tome de su fruto y que, comiendo de ese fruto, viva eternamente”. (Jehová Eloim dijo: “He aquí que el hombre fue como uno de nosotros para el conocimiento del bien y del mal, y ahora él puede extender la mano y tomar del árbol de la vida –veata pen ischlachyado velakach mehetz hachayim–; comerá de él y vivirá eternamente”.)


23. El Señor Dios lo hizo salir del jardín de delicias, a fin de que fuese a trabajar en el cultivo de la tierra de donde fue tomado. Y habiéndolo expulsado, colocó querubines58 delante del jardín de delicias, los cuales hacían brillar una espada de fuego, para guardar el camino que llevaba al árbol de la vida.




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* Del hebreo cherub, keroub (buey) y charab (labrar); ángeles del segundo coro de la primera jerarquía, que eran representados con cuatro alas, cuatro caras y patas de buey. (N. de Allan Kardec.)