EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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Cataclismos futuros

11. Las grandes conmociones terrestres tuvieron lugar cuando la corteza sólida, por su poco espesor, sólo ofrecía una débil resistencia a la efervescente de las materias incandescentes de su interior. Fueron disminuyendo la intensidad y generalidad a medida que la corteza se consolidó. Numerosos volcanes se hallan en la actualidad apagados y otros se encuentran recubiertos por terrenos de formación posterior.


Indudablemente podrán producirse aún perturbaciones locales como consecuencia de erupciones volcánicas, de apertura de nuevos volcanes y de inundaciones súbitas de ciertas comarcas, al paso que algunas islas podrán surgir del mar y otras hundirse en él. Pero el momento de los cataclismos generales, como fueron aquellos que marcaron los grandes períodos geológicos, pasó ya. La Tierra tomó un lugar que, sin ser absolutamente invariable, resguardará en adelante al género humano de las perturbaciones generales, sin contar las causas desconocidas, extrañas a nuestro mundo que, por consiguiente, nadie podría prever.

12. En cuanto a los cometas, hoy nadie teme su influencia, que se sabe más saludable que perjudicial, ya que su destino parece ser el de aprovisionar a los mundos -si se puede decir así-, obsequiándoles los principios vitales que reunieron durante su marcha a través del espacio y en la vecindad de los soles. Serían más bien fuentes de prosperidad que mensajeros de desgracias.


En razón de su naturaleza fluídica, hoy totalmente constatada, (cap. VI, n.º 28 y ss.), no se puede temer un choque violento, ya que, en el caso de que uno de ellos se topase con la Tierra, sería esta última la que pasaría a través del cometa como por entre un manto de neblina.


Su cola tampoco es temible. No es otra cosa que la reflexión de la luz solar en la inmensa atmósfera que los circunda, ya que está constantemente dirigida hacia el lado opuesto al Sol y cambia de dirección de acuerdo con la posición de ese astro. Esa materia gaseosa podría también, como consecuencia de la rapidez de su marcha, formar una especie de cabellera como el surco que deja el barco o el humo de la locomotora. Por otra parte, numerosos cometas ya se han aproximado a la Tierra sin causar daño alguno. En razón de sus densidades respectivas, la Tierra ejercería sobre el cometa una atracción mayor que la del cometa sobre ella. Sólo un resto de los viejos prejuicios puede inspirar temores sobre su presencia. *


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* En 1861 un cometa atravesó la ruta de la Tierra veinte horas de distancia antes que ésta, que debió hallarse sumergida en su atmósfera, sin que haya ocurrido accidente alguno. [N. de A. Kardec.]



13. Igualmente es necesario relegar entre las hipótesis quiméricas la posibilidad de un encuentro de la Tierra con otro planeta. La regularidad e invariabilidad de las leyes que presiden los movimientos de los cuerpos celestes quitan toda posibilidad a este encuentro. Sin embargo, la Tierra tendrá fin. Pero, ¿cómo? Eso entra en el terreno de las conjeturas. Mas, como se halla aún lejos de la perfección capaz de alcanzar y de la vetustez que es signo de declinación, sus habitantes actuales pueden tranquilizarse sabiendo que no será en su tiempo (cap. VI, n.º 48 y ss.).

14. Físicamente, la Tierra sufrió las convulsiones de la infancia. Desde ese momento en adelante entró en un período de relativa estabilidad: el del progreso normal, que se cumple por el acontecer regular de los mismos fenómenos físicos y el concurso inteligente del hombre. Mas se encuentra aún trabajando para dar vida al progreso moral. Allí encontraremos los motivos que originarán las peores conmociones. Hasta que la Humanidad se perfeccione lo bastante mediante la inteligencia y la puesta en práctica de las leyes divinas, las mayores perturbaciones serán producidas por los hombres más que por la Naturaleza, es decir, que serán morales y sociales antes que físicas.