EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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15. El achatamiento de los polos y otros hechos concluyentes señalan con certeza que la Tierra en su origen se hallaba en un estado de fluidez o pastosidad. La razón de este estado pudo haber sido la materia licuada por el fuego o empapada por el agua. El proverbio dice: “No hay humo sin fuego.” Esta proposición, rigurosamente cierta, es una aplicación del principio: No hay efecto sin causa. Por la misma razón, se puede decir: No hay fuego sin hogar. Ahora bien, por los hechos que ocurren en nuestra presencia, sabemos que un hogar debe producir fuego, no solamente humo. Como ese fuego viene del interior de la Tierra y no de lo alto, el hogar debe ser interior. Al ser el fuego permanente, también debe serlo el hogar. El calor aumenta a medida que se penetra en el interior de la Tierra. A una cierta distancia de la superficie alcanza una temperatura muy elevada. La temperatura de las fuentes termales será mayor según se origine a menor o mayor profundidad. Los destellos y masas de materiales fundidos e inflamados que se escapan de los volcanes, como de inmensos tragaluces, o por hendiduras producidas por ciertos temblores de tierra, no dejan duda alguna sobre la existencia de un fuego interior.