EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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8. En todas las religiones ha habido reveladores, y aunque todos ellos hayan estado lejos de conocer la verdad absoluta, fueron providenciales y adecuados al tiempo y al ambiente en que vivían, así como al carácter particular del pueblo al que enseñaban, al cual eran, en relación, superiores. A pesar de los errores existentes en sus doctrinas, despertaron los espíritus y sembraron los gérmenes del progreso que más tarde habían de florecer gracias al Cristianismo. Es incorrecto, entonces, anatematizarlos en nombre de la ortodoxia, ya que vendrá el día en que todas las creencias, diversas en la forma, pero basadas en un mismo principio fundamental: Dios y la inmortalidad del alma, se fundirán en una sola, cuando la razón haya triunfado sobre los prejuicios. Desgraciadamente, en todas las épocas las religiones han sido instrumentos de dominación. El papel de profeta tentó las ambiciones secundarias, y así surgieron una multitud de seudos reveladores o mesías, quienes respaldándose en el prestigio de sus títulos explotaron la credulidad para saciar su orgullo, su rapacidad o su pereza, viviendo cómodamente a expensas de sus supercherías. El Cristianismo no se libró tampoco de esos parásitos. Al respecto, es importante consultar el capítulo XXI de El Evangelio según el Espiritismo: “Habrá falsos Cristos y falsos profetas”.