EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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76. Oración. Señor, dignáos mirar bondadosamente a los espíritus imperfectos que aun están en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen, y particularmente al de N...


Espíritus buenos, ayudadnos para que le hagamos comprender que induciendo a los hombres al mal, obsesándoles y atormentándoles, prolonga sus propios sufrimientos; haced que el ejemplo de la felicidad que vosotros gozáis sea un estimulo para él.


Espíritu que aún te complaces en el mal, acabas de oír la oración que hacemos por tí; esto debe probarte que deseamos hacerte bien aunque tú hagas mal.


Eres desgraciado porque es imposible ser feliz siendo malo ¿Por qué, pues, te detienes en este estado, cuando de tí depende salir de él? Echa una mirada sobre los buenos espíritus que te rodean; mira cuán felices son, y si no sería mucho más agradable para ti el gozar de la misma felicidad.


Dirás que te es imposible, pero nada hay imposible para el que quiere, porque Dios te ha dado, como a todas sus criaturas, la libertad de elegir entre el bien y el mal, es decir, entre la felicidad y la desgracia; nadie está condenado al mal. Si tienes la voluntad de hacer este último, podrías también tener la de hacer el bien y ser feliz.


Vuelve tus ojos hacia Dios, elévate un sólo momento hacia El con el pensamiento, y un rayo de su luz divina te iluminará. Di con nosotros esas sencillas palabras: "Dios mío, me arrepiento, perdóname!" Prueba arrepentirte y hacer bien en vez de hacer mal, y verás cómo al mismo tiempo se extenderá sobre tí su misencordia, y un bienestar desconocido vendrá a reemplazar las angustias que sufres.


Una vez que hayas dado un paso en el buen camino, el resto te será fácil. Entonces comprenderás cuánto tiempo has perdido por tu culpa para alcanzar tu felicidad; pero un porvenir radiante y lleno de esperanza se abrirá delante de tí, y te hará olvidar tu miserable pasado lleno de turbación y de tormentos morales, que para tí serían el Infierno, si hubiesen de durar eternamente. Vendrá día en que esos tormentos serán tales que quisieras a todo precio hacerlos cesar; pero cuanto más esperares más difícil te será. No creas que permanezcas siempre en este estado; no, es imposible; tienes delante de tí dos perspectivas: la una es la de sufrir más que no sufres ahora, y la otra la de ser feliz como los buenos espíritus que te rodean; la primera es inevitable si persistes en tu obstinación; un simple esfuerzo de tu voluntad basta para sacarte del mal paso en que estáis. Date prisa, pues, porque cada día que retardas, es un día perdido para tu felicidad.


Espíritus buenos, haced que estas palabras encuentren acceso en esa alma aun atrasada, a fin de que la ayuden a acercarse a Dios. Así os lo suplicamos en nombre de Jesucristo, que tan gran poder tuvo sobre los espíritus malos.