EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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Para un enemigo muerto

67. Prefacio. La caridad hacia nuestros enemigos debe seguirles hasta más allá de la tumba. Es preciso pensar que el daño que os han hecho ha sido para nosotros una prueba que ha podido ser útil a nuestro adelantamiento, si hemos sabido aprovecharnos. Puede aún sernos más provechosa que las aflicciones puramente materiales, porque el valor y a la resignación nos ha permitido unir la caridad y el olvido de las ofensas. (Cap. X, núm. 6; cap. XII, núms. 5 y 6).

68. Oración. Señor, os habéis dignadó llamar antes que a mí el alma de N... Yo le perdono el daño que me ha hecho y sus malas intenciones hacia mí; que de ello tenga arrepentimiento ahora que ya no tiene las ilusiones de este mundo. Que vuestra misericordia, Dios mío, se extienda sobre él y alejad de mí el pensamiento de alegrarme de su muerte. Si le hice mal, que me lo perdone, así como yo olvido el que él me haya hecho.