EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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3. Y dijo también esta parábola a unos que fiaban en sí mismos, como si fuesen justos y despreciaban a los otros. - Dos hombres subieron al templo a orar: el uno era fariseo y el otro publicano. - El fariseo, estando en pie, oraba en su interior de esta manera: "Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros, así como este publicano. - Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. -Mas el publicano, estando lejos, no osaba ni aún alzar los ojos al cielo; sino que hería su pecho, diciendo: Dios, muéstrate propicio a mí, pecador. - Os digo que éste, y no aquél, descendió justiucado a su casa: porque todo hombre que se ensalza, será humillado, y el que se humilla, será ensalzado. (San Lucas, cap. XVIII, v. de 9 a 14).