EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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15. Lo mismo sucede con el suicidio; si se exceptúan aquellos que tienen lugar por la embriaguez y por la locura y que pueden llamarse inconvenientes, es cierto que, cualesquiera que sean los motivos particulares, siempre hay por causa el descontento; así, pues, aquél que está cierto de que sólo es desgraciado un día y estará mejor los días siguientes, y los toma con gusto y paciencia; no se desespera sino cuando no ve término a sus sufrimientos. ¿Qué es, pues, la vida humana con respecto a la eternidad, sino mucho menos que un día? Pero para el que no cree en la eternidad, que cree que todo acaba en él con la vida, si se abandona a la melancolía por el infortunio, no ve otro término que la muerte; no esperando nada, encuentra muy natural y aun muy lógico el abreviar sus miserias con el suicidio.