EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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9. Que el castigo se verifique en la vida espiritual o en la Tierra y sea cual fuere su duración, tiene siempre un término más o menos lejano o próximo. En realidad, para el espíritu no hay más que dos alternativas: castigo temporal y graduado según la culpabilidad, y recompensa graduada según el mérito. El Espiritismo rechaza la tercera alternativa, la de la condenación eterna. El infierno queda como una figura simbólica de las mayores penas, cuyo término es desconocido. El purgatorio es la realidad.


La palabra purgatorio revela la idea de un lugar circunscrito. Por esto se aplica más naturalmente a la Tierra, considerada como un lugar de expiación que está en el espacio infinito, en el que viven errantes los espíritus que padecen, y además, la naturaleza de la expiación terrestre es una verdadera expiación.


Cuando los hombres hayan mejorado, no suministrarán al mundo invisible más que espíritus buenos, y éstos, encarnándose, no suministrarán a la Humanidad corporal más que elementos perfeccionados. Entonces, cesando la Tierra de ser un mundo de expiación, no padecerán los hombres las miserias que son consecuencia de sus imperfecciones. Es ésta la transformación que se está verificando actualmente y que elevará la Tierra en la jerarquía de los mundos (véase El Evangelio según el Espiritismo, Cáp. III).