EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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289. Preguntas sobre el porvenir


7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir? Si el nombre conociera el porvenir descuidaría el presente. Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo decimos a cada momento. (Véase El libro de los Espíritus, Conocimiento del porvenir, número 868).


8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los Espíritus? Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay mucho que desconfiar de los Espíritu mentirosos que se divierten en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede hacer apreciar el grado de confianza que merecen.


9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más? De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad general. Las predicciones personales casi siempre pueden ser consideradas como apócrifas.


10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar? Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces, un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hace nacer en él.


Observación. — Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una persona, la perspectiva de una herencia, etc.


11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir un acontecimiento, ordinariamente no fijan la fecha, esto es, impotencia o voluntad por su parte? Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer presentir un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen. En cuanto a precisar la época, a menudo no lo deben, y muchas veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso puede depender de los acontecimientos, que aún no se han cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les inquiete el resultado. Por esto toda predicción circunstanciada debe seros sospechosa. Repito, nuestra misión es la de haceros progresar ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras necesidades y en decirlos la buena ventura; dejamos esto para los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos. La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las ocasiones de tender la red a vuestra credulidad.


Observación. — Los Espíritus ven, o presienten por inducción los acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzgan necesario; he ahí, con frecuencia una causa de errores aparentes.


12. ¿ Hay hombres dotados de una facultad especial que les hace entrever el porvenir? Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia; entonces el Espíritu ve; cuando es útil, Dios les permite revelar ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir.


13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija? Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen otro objeto que divertirse por el miedo que hacen. Nunca debe hacerse caso de lo que digan.


14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte? Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero a cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se arraiguen las creencias espiritistas.