EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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87. Las manifestaciones espontáneas no se limitan siempre a ruidos y golpes; degeneran a veces en verdadera barahúnda y en perturbaciones; los muebles y objetos diversos son derribados; proyectiles de todas clases son lanzados desde fuera; se abren puertas y ventanas, y cerradas por manos invisibles, se ven romperse cristales, lo que no puede tomarse por ilusión.

El trastorno es a menudo muy efectivo, pero a veces sólo tiene la apariencia de la realidad. Se oye barahúnda en una pieza inmediata, un ruido de vajilla que cae y se hace pedazos, troncos que ruedan sobre el pavimento; corren a ver lo que hay y se lo encuentran todo tranquilo y en orden; después vuelve a empezar de nuevo la algazara.