EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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XVI

¿Por qué no empezáis vuestras sesiones por una invocación general, una especie de plegaria que prepararía al recogimiento? Porque es menester que sepáis que sin el recogimiento solo obtendréis comunicaciones ligeras; los Espíritus buenos solo van adonde se les llama con fervor y sinceridad. Esto es lo que no se comprende bastante; a vosotros, pues, toca el dar ejemplo; a vosotros que si lo queréis podéis llegar a ser una de las columnas del nuevo edificio. Vemos vuestros trabajos con placer y los ayudamos, pero a condición de que nos secundéis desde vuestro lado y que os mostréis a la altura de la misión que fuisteis llamados a cumplir. Formad, pues, la unión y seréis fuertes y los Espíritus malos no prevalecerán contra vosotros. Dios ama a los sencillos de espíritu lo que no quiere decir a los necios, sino a aquellos que hacen abnegación de sí mismos y que vienen a Él sin orgullo. Podéis llegar a ser un foco de luz para la Humanidad; sabed, pues, distinguir el buen grano de la cizaña; sembrad sólo el buen grano y guardaos de esparcir la cizaña porque ésta impedirá al buen grano de crecer, y vosotros seríais responsables de todo el mal que haga, de la misma manera que seréis responsables de las malas doctrinas que podríais propagar. Acordaos de que el mundo podrá tener un día la vista sobre vosotros; haced, pues, que nada obscurezca el resplandor de las cosas buenas que saldrán de vuestro seno, por esto os recomendamos que oréis a Dios para que os asista. San Agustín Rogado San Agustín para que diera una fórmula de invocación general, respondió: “Ya sabéis que no hay fórmula absoluta. Dios es muy grande para dar más importancia a las palabras que al pensamiento. Además no creáis que baste el pronunciar algunas palabras para separar a los malos Espíritus; sobre todo guardaos de hacer una de esas fórmulas ligeras que se recitan para descargo de la conciencia; su eficacia está en la sinceridad del sentimiento que la dicta, está sobre todo en la unanimidad de la intención, porque ninguno de aquellos que no se asociasen a ella de corazón, no podría sacar beneficio ni hacer beneficiar a los demás. Redactarla vosotros mismos y sometedla a mi examen si queréis yo os ayudaré.”

Nota. — La fórmula siguiente de evocación general ha sido redactada con asistencia de los Espíritus que la han completado en muchos puntos. Rogamos a Dios Todopoderoso que nos envíe Espíritus buenos para asistirnos y aleje aquellos que podrían inducirnos en error; dadnos la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura. Separad también a los Espíritus malévolos que podrían poner la desunión entre vosotros suscitando la envidia, el orgullo y los celos. Si algunos intentasen introducirse aquí, en nombre de Dios, les conjuramos a que se retiren. Espíritus buenos que presidís nuestros trabajos, dignaos instruirnos y hacernos dóciles a vuestros consejos. Haced que todo sentimiento personal se borre en nosotros ante el pensamiento del bien general. Rogamos particularmente a..., nuestro protector especial, para que tenga a bien prestarnos hoy su asistencia.