EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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323. Las manifestaciones inteligentes son, según las circunstancias, las que ofrecen más garantía y sin embargo no están al abrigo de la imitación, al menos por lo que toca a las comunicaciones ligeras y vulgares. Se cree tener más seguridad en los médiums mecánicos, no sólo por la independencia de las ideas, sino también contra las supercherías; por esta razón ciertas personas prefieren los intermediarios materiales. Pues bien, es un error. El fraude se desliza por todo, y sabemos que con la habilidad se puede también dirigir un cestito o una tablita que escriba y dar todas las apariencias de los movimientos espontáneos. Lo que quita todas las dudas, son los pensamientos que se expresan, que vengan de un médium mecánico, intuitivo, auditivo, parlante o vidente. Hay comunicaciones que están de tal modo fuera de las ideas, de los conocimientos y aun del alcance intelectual del médium, que sería preciso engañarse de un modo extraño para hacerle honor. Reconocemos al charlatanismo una gran habilidad y fecundos recursos, pero aun no le reconocemos el don de dar sabiduría a un ignorante o genio al que no lo tiene.

En resumen, lo repetimos, la mejor garantía está en la moralidad notoria de los médiums y en la ausencia de toda causa de interés material o de amor propio, que podrían estimular en él, el ejercicio de las facultades mediúmnicas que posee; porque estas mismas causas pueden inducirle a simular las que no tiene.