EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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218. Si a pesar de todas las tentativas no se revela la mediumnidad de ningún modo, será menester renunciar a ella, como se renuncia a cantar cuando no se tiene voz. El que sólo sabe una lengua se sirve de un traductor; debe, pues, hacer lo mismo, es decir, recurrir a otro médium. Nadie debe creerse privado de la asistencia de los Espíritus por falta de médium. La mediumnidad es para ellos un medio de expresarse, y no un medio exclusivo de atracción; los que no tienen afecto están al lado nuestro, seamos o no médiums; un padre no abandonará a su hijo porque sea sordo y ciego y no pueda verle ni oírle; le rodea con solicitud como lo hacen los buenos Espíritus con nosotros; si no pueden transmitirnos materialmente su pensamiento, nos ayudan por medio de la inspiración.