EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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31. Para proceder en la enseñanza del Espiritismo como se hace con las ciencias ordinarias, sería necesario pasar revista a toda la serie de fenómenos que pueden producirse, empezando por los más sencillos y llegando sucesivamente hasta los más complicados; pero esto es lo que no se puede, porque no es posible hacer un curso de Espiritismo experimental, como se hace un curso de física o química. En las ciencias naturales se opera sobre la materia bruta, que se manipula a gusto y se está casi siempre cierto de poder regularizar los efectos; en el Espiritismo tiene uno que habérselas con inteligencias libres, y nos prueban a cada instante que no están sometidas a nuestros caprichos, es menester, pues, observar, esperar los resultados; aprovechar las ocasiones. Decimos además, con toda convicción que el que presumiere en obtenerlas por su voluntad, no puede ser más que un ignorante o un impostor; porque el verdadero Espiritismo no se pondrá en espectáculo ni se mostrará jamás en escena. Tiene también algo de ilógico creer que los Espíritus vengan a ser examinados y someterse a investigación como objetos de curiosidad. Los fenómenos pueden, pues, faltar cuando se tiene necesidad de ellos, o presentarse en otro orden que el que se desea. Añadamos también que para obtenerlos son necesarias personas dotadas de facultades especiales, y estas facultades varían hasta lo infinito, según la aptitud de los individuos: luego como es extremadamente raro que una persona tenga todas las aptitudes, es una dificultad de más, porque sería menester siempre tener a mano una verdadera colección de médiums, lo que no es posible.


El medio de obviar este inconveniente es muy sencillo, es el de empezar por la teoría; en ella se examinan todos los fenómenos; se explican y se da cuenta de ellos, se comprende la posibilidad, se conocen las condiciones en las cuales pueden producirse y los obstáculos que pueden encontrarse, cualquiera que sea entonces el orden en el cual son conducidos por las circunstancias, nada tienen que pueda sorprender. Esta vía ofrece además otra ventaja, es la de ahorrar una porción de contrariedades al que quiere operar; prevenido contra las dificultades, se puede poner en guardia y evitar adquirir la experiencia a sus costas.


Desde que nos ocupamos de Espiritismo, no sería difícil manifestar el número de personas que han venido a nosotros, y entre éstas, cuántas hemos visto que habían permanecido indiferentes e incrédulas en presencia de los hechos más patentes, y que más tarde se han convencido por una explicación razonada; cuántas otras han sido predispuestas a la convicción por el razonamiento; cuántas, en fin, han sido persuadidas sin haber visto nada sino únicamente porque comprendieron. Hablamos, pues, por experiencia, y por lo que decimos, creemos que el mejor método de enseñanza espiritista, es el de dirigirse a la razón antes que a los ojos. Este es el que seguimos en nuestras lecciones, y tenemos motivo para quedar satisfechos. *

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* Nuestra enseñanza teórica y práctica es siempre gratuita.