EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

Volver al menú
21. La segunda clase de materialistas, y de hecho la más numerosa, porque el verdadero materialismo es un sentimiento antinatural, comprende a aquellos que lo son por indiferencia, y se puede decir a falta de otra cosa mejor; no lo son con propósito deliberado, y su deseo es el de creer, porque la incertidumbre es para ellos un tormento. Hay en ellos una vaga aspiración hacia el porvenir; pero este porvenir se les ha presentado bajo unos colores que su razón no puede aceptar; de ahí la duda, y como consecuencia de la duda, la incredulidad. Entre éstos la incredulidad no es, pues, un sistema; presentadles alguna cosa racional, y la aceptan con anhelo; éstos pueden comprendernos, porque están más cerca de nosotros de lo que ellos mismos creen; con el primero no habléis ni de revelación, ni de ángeles, ni de paraíso, no os comprenderán; pero colocándoos sobre su terreno, probadle desde luego que las leyes de la fisiología son impotentes para dar razón de todo; lo demás vendrá en seguida. Otra cosa sucede cuando no se tiene opinión preconcebida, porque entonces la creencia no es absolutamente nula; es un germen latente, oculto y oprimido por malas yerbas, pero que una chispa puede reanimar; es el ciego a quien se le vuelve la vista, y se llena de gozo cuando puede volver a ver la luz; es el náufrago a quien se le lanza una tabla de salvación.