El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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474. Si no hay posesión propiamente dicha, es decir, cohabitación de los dos espíritus en un mismo cuerpo, ¿puede el alma estar bajo la dependencia de otro espíritu, de modo, que esté subyugada u obsesada hasta el punto de hallarse su voluntad hasta paralizada en cierto modo?

«Sí, y esos son los verdaderos poseídos; pero entiende que semejante dominación nunca tiene lugar sin participación del que la sufre, ya por su debilidad, ya por su deseo, A menudo se han tomado por poseídos a epilépticos o a locos que más necesitaban remedios que exorcismos».

La palabra poseído, en su acepción vulgar, supone la existencia de demonios, es decir, de una categoria de seres de mala naturaleza, y la cohabitación de uno de ellos con el alma en el cuerpo del individuo. Puesto que. en aquel sentido, no hay tales demonios y puesto que dos espíritus no pueden habitar simultáneamente en el mismo cuerpo, no existen poseidos en el sentido vulgar de la palabra. La voz poseído debe sólo entenderse en el sentido de la dependencia absoluta en que puede encontrarse el alma respecto de espíritus imperfectos que la subyugan.