El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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472. Los espíritus que quieren excitarnos al mal, ¿se reducen a aprovecharse de las circunstancias en que nos encontramos, o pueden producirlas?

«Se aprovechan de las circunstancias; pero a menudo las provocan impulsándoos sin saberlo vosotros hacia el objeto que codiciáis. Así, por ejemplo, un hombre encuentra en su camino una suma de dinero: no creas que son los espírítus los que allí la han colocado; pero pueden sugerir al hombre la idea de pasar por aquel lugar, despertándole entonces la intención de apoderarse del dinero, al paso que otros le sugieren el pensamiento de entregarlo a quien pértenece. Lo mismo sucede con todas las otras tentaciones».