CAPÍTULO VIII
EMANCIPACIÓN DEL ALMA
El dormir y los sueños. —Visitas espiritistas entre personas vivas. —Transmisión oculta
del pensamiento.
—Letargo, catalepsia, muertes aparentes. —Sonambulismo. —Éxtasis.
—Doble vista.
—Resumen teórico del sonambulismo, del éxtasis y de la doble vista.
El dormir y los sueños.
400. ¿El espíritu encarnado vive gustoso en su envoltura corporal?
«Pregúntale al prisionero si goza entre cadenas. El espíritu encarnado aspira sin cesar a la
libertad, y mientras más grosera es la envoltura, más desea líbrarse de ella».
401. ¿Durante el sueño, descansa el alma como el cuerpo?
«No, el espíritu nunca está inactivo. Durante el sueño, los lazos que le unen al cuerpo se
aflojan, y no necesitándolo el cuerpo, recorre el espíritu el espacio y entra en relación más
directa con los otros espíritus».
402. ¿Cómo podemos juzgar de la libertad del espíritu mientras dormimos?
«Por medio de los sueños. Bien puedes creer que cuando reposa el cuerpo, el espíritu
posee más facultades que en estado de vela. Tiene el recuerdo del pasado y a veces previsión
del'porvenir; adquiere mayor poder y puede ponerse en comunicación con los otros espíritus,
ya en este momento, ya en otros. Tú dices con frecuencia: He tenido un sueño estrambótico,
horrible; pero inverosímil. Te equivocas, pues
a menudo es recuerdo de lugares y cosas que has visto o presentimiento de lo que verás en
otra existencia o en otra época. Entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas,
inquiriendo el pasado o el porvenir.
»¡Pobres hombres, cuán poco conocéis hasta los más vilígares fenómenos de la vida!
Creéis ser muy sabios, y las cosas más insignificantes os ponen en aprietos. A esta pregunta
que os dirigen los niños: ¿Qué hacemos cuando dormimos? ¿Qué son los sueños? Os quedáis
mudos.
»El sueño libra parcialmente al alma del cuerpo. Cuando uno duerme se encuentra por un
momento en el mismo estado en que fijamente se halla después de la muerte. Los espíritus
que con prontitud se separan de la materia en el acto de la muerte, han tenido sueños
inteligentes. Cuando duermen se unen de nuevo a la sociedad de otros seres superiores a
ellos; viajan, hablan y se instruyen con ellos, y hasta trabajan en obras que encuentran
completamente hechas al morir. Esto debe enseñaros una vez más a no temer a la muerte,
puesto que, según las palabras del santo, morís todos los días.
»Esto respecto de los espíritus elevados. Pero cuando a la mayoría de los hombres que, al
morir, han de permanecer durante mucho tiempo en esa turbación, en esa incertidumbre de
que os han hablado, van a mundos inferiores a la tierra, a dondc les llaman antiguos afectos, o
buscan quizá placeres más bajos que los que tienen, y doctrinas más viles aún, más innobles,
más nocivas que las que entre vosotros profesan. Y lo que engendra la simpatía en la tierra no
es otra cosa que el hecho de sentirse uno al despertar, aproximado por el corazón a aquellos
con quienes se acaban de pasar ocho o nueve horas de dicha o de placer. Explica también esas
antipatías invencibles el conocer en el fondo del corazón que tales gentes tienen distinta
conciencia de la nuestra; porque las reconocemos sin haberlas visto nunca con los ojos.
Explica asimismo la indiferencia; porque no nos inclinamos a buscar nuevos amigos,
sabiendo que tenemos otros que nos aman y nos quieren. En una palabra, el sueño influye en
vuestra vida más de lo que pensáis.
»Por medio del sueño, los espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de
los espíritus, y por esto los superiores consienten sin mucha repugnancia en encarnarse entre
vosotros. Dios ha querido que, durante su contacto con el vicio, puedan ir en busca de fuerzas
al origen del bien, para que ellos, que vienen a instruir a los otros, no falten también. El sueño es la
puerta que Dios les ha abierto para con sus amigos del cielo; es el recreo después del trabajo,
ínterin llega la libertad final que ha de restituirlos a su verdadero centro.
»El sueño es el recuerdo de lo que ha visto vuestro espíritu mientras dormíais; pero
observad que no siempre soñáis; porque no recordáis siempre todo lo que habéis visto. No
está vuestra alma en todo su desarrollo, y a menudo el sueño no es más que el recuerdo de la
turbación que se une a vuestra partida o a vuestro regreso, al cual se junta el de lo que habéis
hecho O que os preocupa en estado de vela. Y de no ser así, ¿cómo explicaríais esos sueños
absurdos que tiene así el más sabio, como el más ignorante? Los espíritus malos se
aprovechan también de los sueños para otormentar a las almas débiles y pusilánimes.
»Por lo demás, dentro de poco veréis desarrollarse otra especie de sueños, que aunque tan
antigua como la que conocéis, la ignoráis ahora. El sueño de Juana de Arco, de Jacob, de
profetas judaicos y de adivinos indios, sueño que es el recuerdo que el alma completamente
separada del cuerpo, conserva de la segunda vida de que os hablaba hace un momento.
»Procurad distinguir bien estas dos especies de sueños en aquellos que recordéis, pues sin
ello caeríais en contradicciones y errores que serían funestos a vuestra fe».
Los sueños son producto de la emancipación del alma, que se hace más independiente por la
suspensión de la vida activa y de relación. De aquí una especie de clarividencia indefinida que se extiende
a los más lejanos lugares o nunca vistos, y a veces hasta a otros mundos. De aquí también el recuerdo que
representa a la memoria los sucesos realizados en la existencia presente o en las anteriores. La rareza de
las imágenes de lo que ocurre o ha ocurrido en mundos desconocidos, entremezcladas con las cosas del
mundo actual, forman esos conjuntos estrambóticos y confusos que parece que no tienen sentido ni
trabazón.
La incoherencia de los sueños se explica también por los claros que produce el recuerdo incompleto
de lo que se nos ha aparecido mientras dormimos. Tal sucedería con un relato del cual se hubiesen
quitado al acaso frases o miembros de éstas, pues reunidos los fragmentos restantes carecerían de
significación razonable.
403. ¿Por qué no se recuerdan siempre los sueños?
«Lo que tú llamas dormir no es más que descanso del cuerpo; porque el espíritu está
siempre en movimiento. Así
recobra algo de su libertad, y se comunica con los que aprecia ya en éste, ya en otros mundos;
pero como el cuerpo es materia pesada y grosera, con dificultad conserva las impresiones que
ha recibido el espíritu; porque no las ha percibido por medio de los órganos del cuerpo».
404. ¿Qué debe pensarse de la significación atribuida a los sueños?
«Los sueños no son verdaderos en el sentido que entienden los que dicen la
buenaventura; porque es absurdo creer que soñar tal cosa anuncia tal otra. Pero son
verdaderos en el sentido de que presentan imágenes reales al espíritu, pero que con frecuencia
no tienen relación con lo que ocurre en la vida corporal. A menudo también, según tenemos
dicho, son un recuerdo y pueden ser también y por fin un presentimiento del porvenir, si Dios
lo permite, o el espectáculo de lo que ocurre en aquel momento en otro lugar al que transporta
el alma. ¿No tenéis numerosos ejemplos de personas que se aparecen en sueños y advierten a
sus parientes o amigos lo que les pasa? ¿Qué son esas apariciones sino el alma o espíritu de
esas personas que comunica con la vuestra? Cuando tenéis certeza de que realmente ha
sucedido lo que habéis visto, ¿no es una prueba de que ninguna parte ha tomado la
imaginación, sobre todo si lo ocurrido está muy lejos de vuestro pensamiento, durante la
vigilia?»
405. A menudo se ven en sueños cosas que parecen presentimientos y que no se realizan,
¿de dónde procede esto?
«Pueden realizarse para el espíritu ya que no para el cuerpo, es decir, que el espíritu ve lo
que desea, porque camina a su encuentro. Es preciso no olvidarse que, durante el sueño, el
alma está más o menos bajo la influencia de la materia, y que por lo tanto nunca se emancipa
completamente de las ideas terrestres. Resulta de aquí que las preocupaciones de durante el
día pueden dar a lo que se ve, la apariencia de lo que se desea, o teme, lo que puede
verdaderamente llamarse efecto de la imaginación. Cuando nos preocupa notablemente una
idea, referimos a ella todo lo que vemos».
406. Cuando vemos en sueños a personas que viven aún, a quienes conocemos
perfectamente, realizando actos en que ni siquiera piensan, ¿no es un efecto de pura
imaginación?
«En que ni siquiera piensan, ¿qué sabes tú? Su espíritu puede muy bien venir a visitar el
tuyo, como el tuyo puede ir a visitar el suyo, y no siempre sabes lo que piensa. Además de
que vosotros aplicáis a personas que no conocéis, y siguiendo vuestros deseos, lo que ha
ocurrido u ocurre en otras existencias».
407. ¿Es necesario el sueño perfecto para la emancipación del espíritu?
«No; el espíritu recobra su libertad cuando los sentidos se entorpecen, y aprovecha para
emanciparse todos los momentos que le proporciona el cuerpo. Desde el instante que existe
postración de fuerzas vitales, el espíritu se desprende, gozando de mayor libertad a medida
que el cuerpo es más débil».
Por esto el dormitar o un simple entorpecimiento de los sentidos, ofrece a veces las mismas imágenes
que el sueño.
408. A veces nos parece oír dentro de nosotros mismos palabras claramente
pronunciadas, que ninguna relación tienen con lo que nos ocupa, ¿de dónde procede esto?
«Sí, hasta frases enteras, sobre todo cuando los sentidos empiezan a entorpecerse. A
veces es el débil eco de un espíritu que quiere comunicarse contigo».
409. Con frecuencia en un estado que no es aún el de dormitar, cuando tenemos los ojos
cerrados, vemos imáge nes distintas, fiquras cuyos más mínimos detalles apreciamos. Es esto
efecto de visión o de imaginación?
«Entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas. Se transporta y ve; de
modo, que si estuviese completamente dormido, soñaría».
410. A veces mientras dormimos o dormitamos, tenemos ideas que parecen muy buenas,
y que a pesar de los esfuerzos que hacemos por recordarlas, se borran de la memoria. ¿De
dónde proceden esas ideas?
«Son resultado de la libertad del espíritu que se emancipa y goza de mayores facultades
en aquel momento. A menudo son también consejos que dan otros espíritus».
—¿Para qué sirven esas ideas o consejos, puesto que no los recordamos ni podemos
aprovecharlos?
«A veces esas ideas pertenecen más al mundo de los espíritus que al corporal; pero lo
más común es que si el cuerpo olvida, el espíritu las recuerda, y la idea acude en el momento oportuno como una
inspiración instantánea».
411. Cuando está desprendido de la materia y obra como espíritu, ¿el encarnado sabe la
época de su muerte?
«A menudo la presiente, y a veces la conoce claramente, lo cual en estado de vela le da
intuición de ella. De aquí proviene que ciertas personas prevén a veces su muerte con grande
exactitud».
412. La actividad del espíritu durante el descanso o sueño del cuerpo, ¿puede hacer que
éste experimente cansancio?
«Sí; porque el espíritu está sujeto al cuerpo, como el globo aerostático al poste de donde
está atado, y así como las sacudidas del primero conmueven al segundo, la actividad del
espíritu reacciona sobre el cuerpo, y puede hacerle experimentar cansancio».
Visitas espiritistas entre personas vivas.
413. Del principio de la emancipación del alma durante el sueño, parece resultar que
tenemos una doble existencia simultánea; la del cuerpo que nos da la vida de relación externa,
y la del alma que nos da la vida de relación oculta. ¿Es exacto esto?
«En el estado de emancipación, la vida del cuerpo cede a la del alma; pero propiamente
hablando no son dos existencias. Mejor son dos fases de la misma existencia; porque el
hombre no vive doblemente».
414. Dos personas que se conocen, ¿pueden visitarse mientras duermen?
«Sí, y muchos otros que no creen conocerse se reúnen y se hablan. Sin sospecharlo, tú
puedes tener amigos en otros países. El hecho de visitar, durante el sueño, a personas que
pueden seros útiles, amigos, parientes y conocidos es tan frecuente, que casi todas las noches
lo verificáis».
415. ¿Cuál puede ser la utilidad de esas visitas nocturnas, puesto que no las recordamos?
«Generalmente al despertar se conserva la intuición, y con frecuencia originan ciertas
ideas espontáneas que no se explican, y son las mismas que se han adquirido durante aquellas
conversaciones».
416. ¿Puede por medio de la voluntad provocar el hombre las visitas espiritistas? ¿Puede,
por ejemplo, decir al dormírse: «Quiero encontrarme esta noche en espíritu con tal persona,
hablarle y decirle tal cosa»?
«He aquí lo que ocurre. El hombre se duerme, su espíritu se desprende, y con frecuencia
lejos está este último de seguir lo que el hombre había resuelto; porque la vida del hombre
interesa poco al espíritu cuando está desprendido de la materia. Esto ocurre respecto de los
hombres algún tanto elevados, pues los otros pasan de muy distinto modo su existencia
espiritual, se entregan a sus pasiones o permanecen inactivos. Puede suceder, pues, que,
según el motivo que se proponga, el espíritu vayaa visitar a las personas que desea visitar;
pero aunque tenga esta yoluntad estando despierto, no es una razón para que así suceda».
417. Un cierto número de espíritus encarnados, ¿pueden reunírse y formar asambleas?
«Sin duda alguna. Los lazos de amistad antiguos o recientes, reúnen con frecuencia de
este modo a diversos espíritus que son felices estando juntos».
Por la palabra antiguos deben entenderse los lazos de amistad contraída en anteriores existencias. Al
despertarnos, tenemos intuición de las ideas que hemos adquirido en esas conversaciones ocultas; pero
cuyo origen ignoramos.
418. Una persona que creyese muerto a uno de sus amigos, no estándo lo, ¿podría
encontrarse con él en espíritu y saber de este modo que está vivo? ¿Podría en semejante caso
tener intuición al despertar?
«Como espíritu puede, ciertamente, verlo y conocer su suerte; si la creencia de que está
muerto su amigo, no la tiene impuesta como una prueba, tendrá un presentimiento de su
existencia, como puede tener el de su muerte».
Transmisión oculta del pensamiento.
419. ¿De dónde procede que una misma idea, la de un descubrimiento, por ejemplo,
surge en muchos puntos a la vez?
«Ya hemos dicho que, durante el sueño, los espíritus se comunican entre si Pues bien,
cuando el cuerpo se despierta, el espíritu recuerda lo que ha aprendido, y el hombre cree haberlo inventado. Así es como
muchos pueden encontrar a la vez una misma cosa. Cuando decís que una idea está en el aire,
cometéis una figura más exacta de lo que creéis, y cada uno contribuye a propagarla sin
sospecharlo».
De este modo nuestro espíritu revela a menudo por si mismo y sin saberlo, a otros lo que le ocupaba
mientras estaba despierto el cuerpo.
420. ¿Los espíritus pueden comunicarse, estan'do completamente despierto el cuerpo?
«El espíritu no está encerrado en el cuerpo como en una caja; irradia a su alrededor, y por
esto puede comunicarse con otros, aun en estado de vela, aunque lo haga con mayor dificultad
entonces».
421. ¿De dónde procede que dos personas, perfectamente despiertas, con frecuencia
tienen instantáneamente el mismo pensamiento?
«Son espíritus simpáticos que se comunican y ven recíprocamente su pensamiento, aun
cuando no duerma el cuerpo».
Hay entre los espíritus que se encuentran una comunicación de pensamientos que hace que dos
personas se vean y se comprendan sin acudir a los signos externos del lenguaje. Podría decirse que se
hablan en el lenguaje de los espíritus.
Letargo, catalepsia, muertes aparentes.
422. Los letárgicos y catalépticos ven y oyen generalmente lo que pasa alrededor de
ellos; pero no pueden manifestarlo. ¿Ven y oyen con los ojos y oídos del cuerpo?
«No; con el espíritu, que se reconoce; pero no puede comunicarse».
—¿Por qué no puede comunicarse?
«Se opone a ello el estado del cuerpo. Este estado particular de los órganos os sirve de prueba de que hay en eJ hombre algo más que el cuerpo, pues que, a pesar de no funcionar el
cuerpo, obra el espíritú».
423. En el letargo, ¿puede el espír¡tu separarse enteramente del cuerpo, de modo, que dé
a éste todas las apariencias de la muerte, y volver después a él?
«En el letargo no está muerto el cuerpo, puesto que desempeña funciones. La vitalidad
está en estado latente, como en la crisálida; pero no está anonadada, y el espíritu permanece
unido al cuerpo, mientras éste vive. Una vez rotos los lazos por la muerte real y la
disgregación de los órganos, la separación es perfecta y no vuelve más el espíritu. Cuando un
hombre aparentemente muerto vuelve en sí, señal es de que la muerte no era completa».
424. Por medio de cuidados prestados a tiempo, ¿se pueden reanudar los lazos que están
a punto de romperse, y volver la vida a un ser que moriría definitivamente por falta de
auxilios?
«Sin duda que sí, y cada día tenéis la prueba de ello. Con frecuencia el magnetismo es en
este caso un poderoso medio; porque restituye al cuerpo el fluido vital que le falta, y que no
era bastante a mantener el juego de los órganos».
El letargo y la catalepsia tienen el mismo principio, que es la pérdida momentánea de la sensibilidad
y del movimiento por una causa fisiológica inexplicada aún. Se diferencian en que en el letargo la
suspensión de las fuerzas vitales es general y da al cuerpo tódas las apariencias de la muerte. En la
catalepsia está localizada y puede afectar una parte más o menos extensa del cuerpo, de modo que deje a
la inteligencia en libertad de manifestarse, lo que impide que se la confunda con la muerte. El letargo
siempre es natural; la catalepsia a veces es espontánea, pero puede ser provocada y destruida
artificialmente por la acción magnética.
Sonambulismo.
425. El sonambulismo natural, ¿tiene relación con los sueños? ¿Cómo puede explicarse?
«Es una independencia del alma más completa que la del sueño, y entonces están más
desarrolladas las facultades; tiene el alma percepciones que no tenía en el sueño, estado
imperfecto de sonambulismo».
En el sonambulismo el espíritu se pertenece a si mismo completamente, y estando hasta cierto punto
en estado cataléptico los órganos, no reciben las impresiones externas. Este estado se manifiesta
especialmente durante el sueño, momento en que puede el espíritu abandonar provisionalmente el cuerpo,
entregado como está éste al descanso indispensable a la materia. Cuando se producen los hechos
sonambúlicos, débense a que el espíritu, ocupado de este o aquel asunto, se entrega a alguna acción que requiere el emplec del cuerpo, del cual se sirve de un modo análogo nl uso que se hace
de una mesa o cualquiera otro objeto material en el fenómeno de las manifestaciones físicas, o de la mano
en el de las comunicaciones escritas. En los sueños de que se tiene conciencia, los órganos, incluso los de la
memoria, comienzan a despertarse; reciben imperfectamente las impresiones producidas por los objetos o
causas externas, y las comunican al espíritu que, reposando también entonces, no recibe más que
sensaciones confusas e incoberentes con frecuencia y sin ninguna razón aparente de ser, mezcladas como
están de vagos recuerdos, ya de esta existencia, ya de las anteriores. Fácil es entonces comprender por qué
los sonámbulos no tienen ningún recuerdo y por qué los sueños cuyo recuerdo conservamos, no tienen
sentido alguno las más de las veces. Digo las más de las veces, porque sucede que son consecuencia de un
recuerdo exacto de acontecimientos de una vida anterior, y alguna vez hasta una especie de intuición del
porvenir.
426. El sonambulismo llamado magnético, ¿tiene relación con el natural?
«Es uno mismo, sino que el primero es provocado».
427. ¿Cuál es la naturaleza del agente llamado fluido magnético?
«Fluido vital; electricidad animalizada, que son modificaciones del fluido universal».
428. ¿Cuál es la causa de la clarividencia sonambúlica?
«Ya lo hemos dicho: es el alma que ve».
429. ¿Cómo puede ver el sonámbulo a través de los cuerpos opacos?
«Sólo para vuestros órganos groseros existen cuerpos opacos. ¿Acaso no hemos dicho
que para el espíritu no es un obstáculo la materia, puesto que libremente la penetra? A
menudo os dice que ve con la frente, con la rodilla, etcétera; porque sujetos vosotros
completamente a la materia, no comprendéis que pueda ver sin auxilio de los órganos, y hasta
el mismo, en virtud de vuestro deseo, cree tener necesidad de esos órganos. Pero si le dejaseis
en libertad, comprendería que ve por todas las partes de su cuerpo, o por mejor decir, ve fuera
de su cuerpo».
430. Puesto que la clarividencia del sonámbulo es la de su alma o espíritu, ¿por qué no lo
ve todo y por qué se equivoca con frecuencia?
«Ante todo no es dado a los espíritus imperfectos verlo y conocerlo todo. Bien sabes que
participan aún de vuestros errores y preocupaciones. y además, cuando están ligados a la
materia no gozan de todas las facultades del espíritu. Dios ha dado al hombre esta facultad con un fin útil y grave, y no para enseñarle lo que no debe
saber. He aqui por qué los sonámbulos no pueden decirlo todo».
431. ¿Cuál es el origen de las ideas innatas del sonámbulo, y cómo puede hablar con
exactitud de cosas que ignora, estando despierto, y que son hasta superiores a su capacidad
intelectual?
«Sucede que el sonámbulo posee más conocimientos de los que tú sabes, sólo que
dormita; porque su envoltura es demasiado imperfecta para que pueda recordarlos. Pero, ¿qué
es en definitiva? Como nosotros, un espíritu encarnado en la materia para cumplir su misión,
y el estado en que entra le despierta de su letargo. Te hemos dicho con frecuencia que
revivimos muchas veces, y este cambio es el que le hace perder materialmente lo que ha
podido aprender en una existencia precedente. Cuando se encuentra en el estado que tú llamas
crisis, lo recuerda; pero no siempre de un modo completo. Sabe, pero no podría decir dónde
ha aprendido, ni cómo posee los conocimientos. Pasada la crisis, desaparece todo recuerdo, y
el sonámbulo vuelve a la oscuridad».
La experiencia demuestra que los sonámbulos reciben también comunicaciones de otros espíritus
que le transmiten lo que debe decir, y suplen su insuficiencia. Obsérvase sobre todo esto en las
prescripciones medicinales el espíritu del sonámbulo ve la enfermedad, y otro le indica el remedio. Esta
doble acción es patente a veces, y se revela además por estas expresiones bastante frecuentes se me dice
que diga, o se me prohibe que diga tal cosa. En este último caso siempre es peligroso insistir en obtener
una revelación que se niega; porque entonces se da pie a los espíritus ligeros que de todo charlan sin
escrúpulo y sin cuidarse de la exactitud.
432. ¿Cómo se explica la vista a distancia dé ciertos sonámbulos?
«¿No se transporta el alma durante el sueño? Pues lo mismo sucede con el sonámbulo».
433. El desarrollo mayor o menor de la clarividencia sonambúlica, ¿depende de la
organización física, o de la naturaleza del espíritu encarnado?
«De la una y de la otra, puesto que hay disposiciones físicas que permiten al espíritu
desprenderse más o menos fácilmente de la materia».
434. Las facultades de que goza el sonámbulo, ¿son las mismas que las del espíritu
después de la muerte?
«Hasta cierto punto; porque es preciso tener en cuenta la influencia de la materia a que
está aún sujeto».
435. ¿Puede ver el sonámbulo a los otros espíritus?
«La mayor parte los ven perfectamente. Esto depende del grado y naturaleza de su lucidez, pero a veces no saben explicárselo al principio, y los toman por seres corporales, lo
que sucede especialmente a los que ningún conocimiento tienen del espiritismo. No
comprenden aún la esencia de los espíritus, les maravilla su presencia y por esto creen ver
personas vivas».
El mismo efecto se produce en el acto de la muerte, en los que aún se creen vivos. Nada de lo de su
alrededor encuentran cambiado, paréceles que los espíritus tienen cuerpos semelantes a los nuestros, y
toman la apariencia del suyo por un cuerpo real.
436. El sonámbulo que ve a distancia, ¿ve desde el punto en que está su cuerpo, o desde
aquél donde está su alma?
«¿A qué esta pregunta, siendo el alma la que ve y no el cuerpo?»
437. Puesto que es el alma la que se transporta, ¿cómo puede el sonámbulo experimentar
en su cuerpo las sensaciones de calor o frío del lugar donde se encuentra su alma y que está a
veces muy lejos de su cuerpo?
«El alma no ha abandonado completamente al cuerpo, del cual depende siempre por el
lazo que a él le liga. Este lazo es el conductor de las sensaciones. Cuando dos personas se
comunican de una a otra ciudad por medio de la electricidad, ésta es el lazo de los
pensamientos de aquéllas. Por esta razón se comunican como si estuviesen una al lado de la
otra».
438. El uso que hace un sonámbulo de su facultad ¿influye en el estado de su espíritu
después de la muerte?
«Mucho, como el bueno y el mal uso de todas las facultades que Dios ha dado al
hombre».
Éxtasis.
439. ¿Qué diferencia hay entre el éxtasis y el sonambulismo?
«El éxtasis es un sonambulismo más depurado; el alma del extático es más independiente
aún».
440. El espíritu de los extáticos, ¿penetra realmente en los mundos superiores?
«Sí, los ve y comprende la dicha de los que en ellos se encuentran, y por esto quisiera
permanecer allí; pero hay mundos inaccesibles a los espíritus que no están bastante
purificados».
441. Cuando el extático manifiesta deseos de abandonar la tierra, ¿habla sinceramente sin
que le detenga el instinto de conservación?
«Depende del grado de purificación del espíritu. Si ve que su posición futura es mejor
que la vida presente, se esfuerza en romper los lazos que le sujetan a la tierra».
442. ¿Si se abandonase el extático a si mismo, su alma podría abandonar definitivamente
el cuerpo?
«Sí, puede morir, y por esto es preciso atraerle con todo aquello que puede ligarle a la
tierra, y haciéndole comprender sobre todo que, si rompiese la cadena que le sujeta, seria este
medio bastante a que no permaneciese en el lugar donde comprende que sería feliz».
443. Hay cosas que el extático pretende ver y que evidentemente son producto de una
imaginación dominada por las creencias y preocupaciones terrestres. ¿No es, pues, real todo
lo que ve?
«Lo que ve es real para él; pero como su espíritu está siempre bajo la influencia de las
ideas terrestres, puede verlo a su modo o, por mejor decirlo, expresarlo en un lenguaje
apropiado a sus preocupaciones y a las ideas en que se ha educado, o a las vuestras a fin de
darse a comprender mejor. En este sentido especialmente puede equivocarse».
444. ¿Qué grado de confianza puede prestarse a las revelaciones de los extáticos?
«El extático puede equivocarse con mucha frecuencia, sobre todo cuando quiere penetrar
lo que debe ser un misterio para el hombre; porque entonces se entrega a sus propias ideas, o
bien es ludibrio de espíritus mentirosos que aprovechan su entusiasmo para fascinarle».
445. ¿Qué consecuencias puede sacarse de los fenómenos del sonambulismo y del
éxtasis? ¿No serán acaso una especie de iniciación en la vida futura?
«Mejor dicho, el hombre entrevé la vida pasada y la futura. Que estudie esos fenómenos,
y en ellos encontrará solución a más de un misterio que en vano procura penetrar su razón».
446. ¿Los fenómenos del éxtasis y del sonambulismo pueden armonizarse con el
materialismo?
«El que los estudia de buena fe y sin prevención, no puede ser ni materialista ni ateo».
Doble vista.
447. El fenómeno designado con el nombre de doble vista, ¿tiene relación con los sueños
y el sonambulismo?
«Todo es lo mismo. Lo que llamas doble vista es también el espíritu gozando de mayor
libertad, aunque no esté dormido el cuerpo. La doble vista es la vista del alma».
448. ¿Es permanente la doble vista?
«La facultad, si el ejercicio, no. En mundos menos materiales que el vuestro, los espíritus
se desprenden más fácilmente y se comunican sólo por el pensamiento sin excluir, empero, el
lenguaje articulado, siendo para la mayor parte de ellos una facultad permanente la doble
vista. Puede compararse su estado al de vuestros sonámbulos lúcidos, y esta es también la
razón de que se os manifiesten más fácilmente que los que están encarnados en cuerpos
groseros».
449. ¿La doble vista se desarrolla espontáneamente o a voluntad del que está de ella
dotado?
«Lo más frecuente es que sea espontánea; pero a menudo también la voluntad toma
mucha parte. Toma por ejemplo a ciertas gentes a quienes se llama pronosticadores de la
buenaventura y algunos de los cuales tiene la facultad que nos ocupa, y verás que es la
voluntad quien les ayuda a desarrollar la doble vista, y lo que tú llamas visión».
450. ¿La doble vista es susceptible de desarrollo por medio del ejercicio?
«Sí; el trabajo conduce siempre al progreso, y el velo que cubre las cosas se hace
transparente».
—¿Depende esta facultad de la organización física?
«Cierto que la Organización toma parte, pues las hay que son refractarias».
451. ¿De dónde procede que la doble vista parece hereditaria en ciertas familias?
«Semejanza de organización que se transmite como las otras cualidades físicas, y
desarrollo de la facultad por una especie de educación que también se transmite».
452. ¿Es cierto que circunstancias dadas desarrollan la doble vista?
«Una enfermedad, la proximidad de un peligro y de una gran conmoción pueden
desarrollarla. El cuerpo se halla a veces en un estado particular que permite al espíritu ver lo
que no podéis ver vosotros con los ojos del cuerpo».
Los tiempos de crisis y calamidades, las grandes emociones y todas las causas en fin que
sobreexcitan la parte moral provocan a veces el desarrollo de la doble vista. Parece que la Providencia, en
vista del peligro, nos da el modo de conjurarlo. Todas las sectas y partidos perseguidos ofrecen numerosos
ejemplos.
453. ¿Las personas dotadas de doble vista tienen conciencia de ello?
«No siempre. Para ellas es una cosa natural, y muchos creen que si todos se observasen,
serían lo mismo».
454. ¿Podría atribuirse a una especie de doble vista la perspicacia de ciertas personas que,
sin tener nada de extraordinario, juzgan de las cosas con más exactitud que las otras?
«Siempre es el alma que irradia más libremente y que juzga mejor que bajo el velo de la
materia».
—¿Puede esta facultad dar en ciertos casos la presciencia de las cosas?
«Sí, y da también los presentimientos; porque hay muchos grados en esta facultad, y el
mismo sujeto puede tenerlos todos o algunos solamente».
Resumen teórico del sonambulismo, del éxtasis y de la doble vista.
455. Los fenómenos del sonambulismo natural se producen espontáneamente y son
independientes de toda causa xterna conocida; pero en ciertas personas dotadas de una
organización especial, pueden ser provocados artificialmente por la acción del agente
magnético.
El estado designado con el nombre de sonambulismo magnético no difiere del
sonambulismo natural más que, en que el uno es provocado al paso que el otro es espontáneo.
El sonambulismo natural es un hecho notorio que nadie piensa poner en dula, a pesar de los maravillosos fenómenos que ofrece. ¿Qué tiene, pues, de más extraordinario o de más
irracional el sonambulismo magnético, porque es producido artificialmente como otras tantas
cosas? Se dice que los charlatanes lo han explotado; razón de más para no abandonarlo en sus
manos. Cuando la ciencia se lo haya apropiado, el charlatanismo tendrá mucho menos crédito
en las masas; pero en el ínterin como el sonambulismo natural o artificial es un hecho, y
como contra éste no son posibles razonamientos, se acredita a pesar de la mala voluntad de
algunos, y hasta en la misma ciencia, en la cual entra por una multitud de puertecillas, en vez
de hacerlo por la principal. Mas cuando haya penetrado del todo, preciso será concederle
derecho de ciudadanía.
Para el espiritismo, el sonambulismo es algo más que un fenómeno fisiológico, es una
luz que refleja en la psicología. En él se puede estudiar el alma; porque se presenta a las
claras, y uno de los fenómenos que la caracterizan es la clarividencia independiente de los
órganos ordinarios de la vista. Los que impugnan el fenómeno, se fundan en que el
sonámbulo no ve siempre y a voluntad del experimentador, como con los ojos. Pero, ¿hemos
de admirarnos de que, siendo diferentes los medios, no sean los mismos los efectos? ¿Es
racional el pedir efectos idénticos, no existiendo el instrumento? El alma tiene sus
propiedades como el ojo las suyas, y debe juzgárselas en si mismas y no por analogía.
La causa de la clarividencia del sonámbulo magnético y del sonámbulo natural es
idénticamente la misma: es un atributo del alma, una facultad inherente a todas las partes del
ser incorporal que reside en nosotros y que no tiene más limites que los señalados a la misma
alma. Ve todos los puntos a donde puede transportarse su alma, cualquiera que sea la
distancia.
En la vista a distancia el sonámbulo no ve las cosas desde el punto donde está su cuerpo,
y como por un efecto telescópico. Las ve presentes, y como si estuviese en el lu gar donde se
encuentran; porque allí está en realidad su alma, y por esto su cuerpo está como anonadado y parece hallarse privado de sentimiento
hasta que el alma vuelve a posesionarse de él. Esta separación parcial del alma y del cuerpo
es un estado anormal que puede durar más o menos, pero no indefinidamente; motivo por el
cual el cuerpo experimenta fatiga después de cierto tiempo, sobre todo cuando el alma se
consagra a un trabajo activo.
No estando circunscrita la vista del alma o del espíritu y no teniendo lugar determinado,
queda explicado el por qué los sonámbulos no pueden señalarle órgano especial. Ven, porque
ven, sin saber cómo ni por qué, no teniendo para ello como espíritus lugar determinado la
vista. Si se refiere a su cuerpo, paréceles que ese lugar está en los centros en que es mayor la
actividad vital, principalmente en el cerebro, en la región epigástrica, o en el órgano que,
según ellos, es el punto de unión más tenaz entre el espíritu y el cuerpo.
La potencia de la lucidez sonambúlica no es indefinida. Hasta el espíritu completamente
libre está limitado en sus facultades y en sus conocimientos según el grado de perfección a
que ha llegado, y lo está más, cuando está ligado a la materia cuya influencia siente. Esta es la
causa de que la clarividencia sonambúlica no es universal, ni infalible. Menos puede aún
fiarse en su infalibilidad, cuando se la aparta del fin que se ha propuesto la naturaleza, y se la
constituye en objeto de curiosidad y de experimentación.
En el estado de desprendimiento en que se encuentra el espíritu del sonámbulo entra más
fácilmente en comunicación con los otros espíritus desencarnados o encarnados. Establécese
esta comunicación por medio del contacto de los fluidos que componen los periespíritus y
sirven de conductores al pensamiento como el hilo eléctrico. El sonámbulo no necesita, pues,
de que el pensamiento sea articulado por la palabra: lo siente y lo adivina, lo cual le hace
eminentemente impresionable y accesible a las influencias de la atmósfera moral en que se
halla colocado. Por esto también un concurso numeroso de espectadores, y especialmente de
curiosos más o menos malévolos, perjudica esencialmente el desarrollo de sus facultades, que
se repliegan, por decirio así, en si mismas, y no se despliegan con completa libertad más que
en la intimidad y en un centro simpático. La presencia de personas malévolas o antipáticas
produce en él, el mismo efecto del contacto de la mano en la sensitiva.
El sonámbulo ve a la vez su espíritu y su cuerpo. Son, por decirlo así, dos seres que le
representan la doble existencia espiritual y corporal que se confunden, por lo tanto, por los
lazos que los unen. No siempre se da el sonámbulo cuenta de esta situación, y semejante
dualismo hace que hable a menudo de él como de un extraño, y es que tan pronto el ser
corporal habla al espiritual, como el espiritual al corporal.
El espíritu adquiere un aumento de conocimientos y de experiencia en cada una de sus
existencias corporales. Los olvida parcialmente durante su encarnación en una materia
demasiado grosera; pero los recuerda como espíritu. Por esto ciertos sonámbulos revelan
conocimientos superiores a su grado de instrucción y hasta su aparente capacidad intelectual.
La inferioridad intelectual y científica del sonámbulo estando despierto, nada prejuzga, pues,
sobre los conocimientos que pueda revelar en estado lúcido. Según las circunstancias y el fin
que nos propongamos, puede tomarlos de su propia experiencia. de la clarividencia de las
cosas presentes o de los consejos que de otros espíritus recibe; pero como el suyo puede estar
más o menos adelantado, puede decir cosas más o menos exactas.
Por los fenómenos del sonambulismo ya natural, ya magnético. la Providencia nos da la
prueba irrecusable de la existencia e independencia del alma, y nos hace asistir al sublime
espectáculo de su emancipación, abriéndonos de este modo el libro de nuestro destino.
Cuando el sonámbulo describe lo que ocurre a distancia, es evidente que lo ve, y no con los
ojos del cuerpo; se ve a si mismo, se siente transportado, hay, pues, allí algo suyo, y no siendo
este algo su cuerpo, no puede ser otra cosa que su alma o su espíritu. Mientras el hombre se
extravía entre las sutilezas de una metafísica abstracta e ininteligible, corriendo en busca de
las causas de nuestra existencia moral, Dios pone diariamente en sus manos y ante sus ojos,
los más sencillos y patentes medios para el estudio de la psicología experimental.
El éxtasis es el estado en que la independencia del alma y del cuerpo se manifiesta del
modo más sensible y se hace hasta cierto punto palpable.
En el sueño y en el sonambulismo el alma vaga por los mundos terrestres; en el éxtasis
penetra en un mundo desconocido, en el de los espíritus etéreos con los cuales se comunica,
sin poder, empero, salvar ciertos límites que no podría franquear sin romper completamente los lazos que le unen al cuerpo. Un brillo
resplandeciente, nuevo del todo la rodea, armonias desconocidas en la tierra la arrebatan, y la
penetra un bienestar indefinible: goza anticipadamente de la beatitud celeste y puede decir&e
que pone un pie en el umbral de la eternidad.
En el estado de éxtasis es casi completo el anonadamiento del cuerpo, no goza, por
decirlo así que de la vida orgánica, y se conoce que no está unida a él el alma más que por un
hilo que bastaría a romper definitivamente un esfuerzo más.
En semejante estado desaparecen todos los pensamientos terrestres para ceder su puesto
al sentimiento puro que es la misma esencia de nuestro ser inmaterial. Entregado totalmente a
esta sublime contemplación, el extático considera la vida como una parada momentánea. Los
bienes y los males, las alegrías groseras y las miserias de este mundo no son más que
incidentes fútiles de un viaje, de cuya terminación se consideraría feliz.
Sucede con los extáticos lo mismo que con los sonámbulos: su lucidez puede ser más o
menos perfecta y su mismo espíritu es más o menos apto para conocer y comprender las
cosas, según que sea más o menos elevado. A veces es en ellos mayor la exaltación que la
lucidez verdadera, o por mejor decir, su exaltación perjudica a la lucidez, y por esto sus
revelaciones son con frecuencia una mezcla de verdades y errores, de cosas sublimes y de
cosas absurdas y hasta ridículas. Los espíritus inferiores se aprovechan a menudo de esa
exaltación, que siempre es causa de debilidad, cuando no se sabe dominarla para gobernar al
extático, y a este fin toman a sus ojos apariencias que mantienen sus ideas y preocupaciones
vulgares. Este es un escollo; pero todos los extáticos no son iguales, y tócanos a nosotros
juzgar fríamente y pesar sus revelaciones en la balanza de la razón.
La emancipación del alma se manifiesta a veces en estado de vela, y produce el
fenómeno designado con el nombre de doble vista, que da a los que de ella están dotados la
facultad de ver, de oír o sentir más allá del limite de nuestros sentidos. Perciben las cosas de
todos los puntos a que el alma extiende su acción, y las ven, por decirlo así, a través de la
vista ordinaria y como por una especie de espejismo.
En el momento en que se produce el fenómeno de la. doble vista, el estado físico esta
sensiblemente modifícado, hay algo de vaguedad en los ojos, miran sin ver, y toda la
fisonomía refleja una especie de exaltación. Se prueba que los órganos de la vista son
extraños al fenómeno; porque la visión persiste, a pesar de cerrar los ojos.
Esta facultad parece a los que de ella gozan, natural como la de ver, y es para ellos un
atributo de un ser que no les parece excepcional. Sucede lo más comúnmente el olvido a esta
lucidez pasajera, cuyo recuerdo más y más vago, concluye por borrarse como el de un sueño.
La potencia de la doble vista varía desde la sensación confusa, hasta la percepción clara y
neta de las cosas presentes o ausentes. En estado rudimentario da a ciertas personas el tacto,
la perspicacia y una especie de seguridad en sus actos, que puede llamarse la exactitud del
golpe de vista moral. Más desarrollada, despierta el presentimiento, y más aún, ofrece los
acontecimientos realizados o a punto de realizarse.
El sonambulismo natural y artificial, el éxtasis y la doble vista son variedades o
modificaciones de una misma causa. Estos fenómenos, lo mismo que los sueños, son
naturales, y por esto han existido en todas las épocas. La historia nos dice que fueron
conocidos, y hasta explotados, desde la más remota antiguedad, y en ellos se encuentra la
explicación de una multitud de hechos que las preocupaciones han hecho considerar como
sobrenaturales.