El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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70. ¿Qué hacen la materia y el principio vital de los seres orgánicos que mueren?

«La materia inerte se descompone y forma otros nuevos cuerpos orgánicos; el principio vital vuelve a la masa».

Muerto el ser orgánico, los elementos que lo forman entran en nuevas combinaciones que constituyen nuevos seres. Éstos toman del origen universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y se lo asimilan para devolverlo a aquel origen, cuando cesen de existir.

Los órganos están impregnados, por decirlo así, del fluido vital, que da a todas las partes del organismo una actividad que, en ciertas lesiones, opera la adhesión de aquéllas, y restablece funciones suspendidas momentáneamente. Pero cuando son destruidos los elementos esenciales al funcionamiento de los órganos, o están alterados profundamente, el fluido vital es impotente para la transmisión del movimiento de la vida, y el ser muere.


Los órganos reaccionan más o menos necesariamente los unos sobre los otros, y de la armonia de su conjunto resulta su acción reciproca. Cuando una causa cualquiera destruye la armonia, se detienen sus funciones como el movimiento de un mecanismo, cuyas ruedas esenciales están descompuestas. Tal sucede a un reloj que se gasta con el tiempo o se descompone por accidente, viniendo la fuerza motriz a ser Impotente para ponerlo en movimiento.


Tenemos una imagen más exacta aún de la vida y de la muerte en un aparato eléctrico, que contiene electricidad, como todos los cuerpos de la naturaleza, en estado latente, no manifestándose los fenómenos eléctricos hasta que no se pone en actividad el fluido en virtud de una causa especial. Puede decirse entonces que el aparato vive. Cesando la causa de actividad, cesa el fenómeno, y el aparato entra en estado de inercia. En este supuesto. los cuerpos orgánicos serian una especie de pilas o aparatos eléctricos en los cuales la actividad del fluido produce el fenómeno de la vida, y su cesación la muerte.

La cantidad de fluido vital no es absoluta en todos los seres orgánicos; varia según las especies, y no es constante en el mismo individuo, ni en los individuos de la misma especie. Los hay que están saturados de él, por decirlo así. al paso que otros apenas tienen una cantidad suficiente, y de aquí que la vida sea en algunos más activa, más tenaz y en cierto modo superabundante.

La cantidad de fluido vital se agota, y puede llegar a ser insuficiente para el mantenimiento de la vida, si no se renueva por la absorción y asimilación de las substancias que lo contienen.

El fluido vital se transmite de un individuo a otro, y el que tiene más puede dar al que tiene menos y en ciertos casos restituir la vida que está próxima a concluir.