El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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663. Las oraciones que hacemos para nosotros mismos. ¿pueden cambiar la naturaleza de nuestras pruebas y su curso?

«Vuestras pruebas están en manos de Dios y las hay que deben ser sufridas hasta lo último; pero Dios entonces toma siempre en cuenta la resignación. La oración os atrae a los espíritus buenos que os dan fuerzas para soportarlas con valor, y os parecen menos duras. Lo hemos dicho, nunca es inútil la oración cuando se hace bien; porque da fuerzas, lo cual es de por si un gran resultado. Ya lo sabes, ayúdate y el Cielo te ayudará. Por otra parte, Dios no puede cambiar el orden de la naturaleza a gusto de cada uno; porque lo que es un gran mal desde vuestro punto de vista mezquino y desde vuestra efímera vida, es con frecuencia un gran bien en el orden general del universo. Y además; ¡cuántos males no hay cuyo autor es el mismo hombre por causa de su imprevisión o de sus faltas! El hombre es así castigado por donde él mismo ha pecado. Las peticiones justas son, empero, más escuchadas de lo que creéis; os figuráis que Dios no os ha oído, porque no os ha regalado un milagro, mientras él os asiste por medios de tal modo naturales, que os parecen resultado de la casualidad o de la fuerza de las cosas, y a menudo también, y es lo más frecuente, os sugiere aquel pensamiento que necesitáis para salir por vosotros mismos del aprieto».