El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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655. ¿Es, pues, censurable uno porque practique una religión en la cual no cree en el fondo de su alma, cuando se hace por humano respeto y para no escandalizar a los que piensan de distinto modo?

«En esta como en otras muchas cosas, la regla es la intención. El que no tiene otra mira que respetar las creencias ajenas, no hacen mal, y procede mejor que el que las ridiculice, porque éste no sería caritativo; pero el que las practica por interés y ambición, es despreciable a los ojos de Dios y de los hombres. No pueden ser gratos a Dios aquellos que sólo aparentan humillarse ante él para captarse la aprobación de los hombres».